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El úlitmo escándalo del apellido Kennedy

El juicio por violación contra William Kennedy Smith, un paso más en la destrucción de un mito

La elección del jurado que decidirá si William Kennedy Smith violó o no a una mujer de Florida el pasado mes del marzo se ha convertido en un proceso contra la familia Kennedy. La decisión de la juez Mary Lupo de permitir la entrada en la sala a las cámaras de televisión ha convertido el juicio en un espectáculo. Mientras Smith se declara inocente, los tabloides sensacionalistas siguen envenenando el ambiente, y hoy cada americano tiene una opinión formada sobre la inocencia o culpabilidad del acusado.William Kennedy Smith, de 31 años, es sobrino del senador demócrata por Massachusetts, Edward Kennedy, cuyo nombre aparece también en el sumario del caso. Patricia Bowman, de 29 años, acusa a Smith de haberla violado junto a la piscina de la mansión propiedad del clan Kennedy en la exclusiva zona de Palm Beach, en Florida. El acusado es un estudiante de medicina de la Georgetown University, que ha decidido aplazar su curso de residente hasta que su nombre quede limpio de toda sospecha. Si el jurado da la razón a la demandante, Smith podría enfrentarse con una pena de 4 a 15 años de cárcel. El juicio comenzará el día 2 de diciembre.

El caso también será de forma indirecta un proceso contra la conducta de los Kennedy, y en especial contra Ted Kennedy. El senador, que será llamado a declarar, ha visto caer su popularidad en las encuestas desde que los votantes se enteraron que fue él quien despertó a su hijo y a su sobrino, el encausado, el pasado Sábado Santo para tomar cerveza en el club nocturno donde Smith contactó a la presunta víctima. Las consecuencias del caso en la carrera de Kennedy aún están por calibrarse, pero ciertamente el senador ha sufrido un daño personal enorme. El propio Kennedy, consciente del delicado momento por el que atraviesa su reputación, reconoció la pasada semana en Boston que su conducta personal estaba salpicada por algunas "faltas", pero que ese hecho jamás le ha hecho variar su postura política, encaminada a la defensa de los derechos civiles, las minorías y la mujer.

El caso tiene todos los ingredientes del escándalo: un apellido ilustre (quizá el apellido con más gancho de EE UU), sexo, política, alcohol, droga y lujo. En el sumario se relatan escenas, en las que no faltan noches de luna llena, arenas ardientes, olas burbujeantes, piscinas calmadas, césped húmedo, ropa interior de satén y puntillas, cocaína y un senador, Ted Kennedy, en calzoncillos.

La juez Lupo aceptó una prueba de la defensa que podría ser importante durante el transcurso del juicio. Se trata de un sujetador y unas bragas de satén, las mismas que vestía la denunciante la noche de autos. Según la defensa, la ropa no tiene rastros de esperma ni signos de violencia, lo que haría pensar, según los abogados de Smith, en que si hubo relación sexual ésta no fue violenta.

El sumario explica que la denunciante admitió que besó a Smith y que, cuando intentó regresar a su casa comenzaron los problemas. El acusado la tiró al suelo, inmovilizó sus brazos con su cuerpo, le rasgó su ropa interior, la que ahora ha aparecido impoluta, y la forzó mientras ella se encontraba en posición fetal. No hubo ruidos ni gritos. Ninguno de los miembros de la familia Kennedy que se hallaban en aquel momento en la casa oyó nada sospechoso.

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