En la sigilosa guerra
Ante la cascada de empresas con pérdidas, los operadores ni pestañean. El mercado de acciones ya avanzó durante todo el 91 -con una temporada digna del mejor olvido- la caída más espectacular de los beneficios empresariales de la última década. "Conocíamos el dato" aseguran con frialdad. "Los cambios lo adelantaron con toda nitidez", añaden los astutos. ¿Es que alguien ha dudado alguna vez de que las cotizaciones son por definición el termómetro anticipado de la llamada economía real?En pequeños corrillos, los exploradores de Nomura, Goldinan Sachs, Solomond, Inverban, Agepasa y un largo etcétera despejan, de esta guisa, cualquier duda. A nadie le traiciona la sonrisa, aunque los guiños cómplices sobrevuelan el ambiente y se advierten destellos en la pupila de los más taimados.
"La Bolsa lo descontó". Este axioma protege las mayores barbaridades y encubre además la sigilosa guerra de los cazadores aventajados. Cuando alguien pronuncia esta frase, ha llegado la hora de los tomadores. De momento, las cotizaciones se mantienen -¡todavía!- y cuando llega el sosiego, después del cierre, nada se ha movido, aparentemente.
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