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La decisión del Bundesbank de mantener el precio del dinero reabre el peligro de tensiones en el SME

El Bundesbank (banco central alemán) mantuvo ayer inalterable el precio del dinero, desvaneciendo así las esperanzas de los más optimistas. El tipo de descuento se mantiene en un 8%, y el llamado Lombar do por el que se fijan los prestamos a corto plazo a los bancos comerciales, en un 9%. La autoridad monetaria alemana ha optado finalmente por aplazar dos semanas lo que ya parece una tendencia irremisible a bajar los tipos de interés, dada la magnitud de la recesión. La decisión reabrió ayer el peligro de nuevas tensiones en los mercados cambiarios del Sistema Monetario Europeo (SME), en los que los inversores se aferran a un cambio de actitud del Bundesbank en su próxima reunión del día 18.

Pese a que ya el miércoles por la tarde llegó desde Francfort la señal tradicional de que nada iba a pasar, cuando se anunció que no habría conferencia de prensa tras la reunión del consejo directivo, ayer por la mañana los rumores aún insistían en que, para hacer honor a su imprevisibilidad, el Buba bajaría los tipos por sorpresa.Pero en el piso 13 de su sede en se pensaba de manera diferente. Una inflación que permanece tozudamente por encima del 4% y, sobre todo, las grandes dudas que aun penden sobre el Pacto de Solidaridad propuesto por el Gobierno de Bonn para financiar la unificación y reducir sus déficit pesaron demasiado. Los rumores se apagaron cuando, poco después de las 13.00, el presidente Schlesinger y los otros 17 consejeros concluyeron la reunión.

Inmediatamente se dio a conocer la noticia de que el Bundesbank mantenía inalterable el precio oficial del dinero, causando un cierto nerviosismo en los mercados cambiarlos europeos. El temor de un nuevo recrudecimiento de las tensiones en el SME apareció como un fantasma en ciertas plazas financieras (especialmente Paris y Madrid), aunque las autoridades monetarias de ambos países consiguieron mantener estables sus cotizaciones.

Perdida esta oportunidad, los mercados se aferran a que la esperada rebaja se produzca el próximo 18 de marzo, en que se reúne de nuevo el consejo directivo del Bundesbank. Esta previsión no responde sólo a un deseo, sino que llega pocos días después de la reunión de todos los interlocutores en torno al Pacto de Solidaridad. El Gobierno espera convencer del Programa Federal de Consolidación, los días 11 y 12, a la oposición socialdemócrata, a las autoridades regionales y a los sindicatos.

Waigel insiste

Ayer mismo, poco después del anuncio del Bundesbank, el ministro de Hacienda, Theo Walgel, y el de Economía, Günter Rexrodt, convocaron una apresurada conferencia de rensa para insistir en las bondades del mencionado plan, recién aprobado por el Gobierno, y diseñado para asumir el coste de la unificación. El plan prevé un mayor endeudamiento del Estado así como recortes en el seguro de desempleo y en las ayudas a los parados de larga duración, así como otras reducciones en servicios sociales, concretamente en las ayudas a las familias con hijos, y pospone una subida de los impuestos directos hasta 1995 -después de las elecciones-, aunque prevé aumentos en los impuestos sobre la gasolina, los seguros y otros servicios.La maniobra de Waigel y Rexrodt, que parecieron no darse por enterados de las condiciones que el pasado fin de semana exigieron los ministros presidentes de los 16 Estados federados para aceptar el Pacto de Solidaridad, no puede ocultar que, hasta ahora, sólo los partidos de la coalición gobernante apoyan el Programa Federal de Consolidación. Ambos ministros insistieron en que convencerán "con la fuerza de los argumentos" a quienes critican su programa.

Pero las dudas que el Bundesbank pudiera tener sobre el Pacto de Solidaridad se compensan largamente por las enormes presiones del sector industrial, y empresarial alemán, enfrentado a lo que ya muchos llaman la mayor crisis de la posguerra. La mayoría de los expertos coincide en que un relajamiento monetarío sería "la mejor medicina" para la economía alemana.

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