Un Mayo del 68 sin adoquines
Intenso debate en el PS francés en vísperas de los Estados Generales
"Esto es Mayo del 68 sin los adoquines", afirmaba un militante parisiense del Partido Socialista (PS) francés. El militante participaba en la primera fase de los Estados Generales del PS con vocados por Michel Rocard, que se desarrolla en cada federación provincial Los debates del pasado fin de semana permiten presagiar que la fase final de los Estados Generales, que hoy comienzan en Lyón, no será aburrida. El PS tendrá que crear pronto un nuevo programa si quiere volver al poder antes del próximo milenio. La muy alta participación en los debates de las federaciones provinciales revelé que los militantes y simpatizantes socialistas tenían sed de discusión. En primer lugar, intentaban explicarse su brutal derrota en las legislativas del pasado marzo. El nombre de Felipe González fue muy citado. Sus camaradas franceses se preguntaban cómo ha podido triunfar de nuevo, pese al desgaste del poder y el incremento del paro.Las discusiones de la federación de Lyón, en la que participaron 1.750 militantes y 350 simpatizantes, terminaron con la redacción de un texto de 500 páginas. Los lyoneses criticaron con dureza "el alejamiento físico y espiritual" de los dirigentes. En Toulouse 400 personas participaron en esta especie de terapia de grupo. "Hemos hecho demasiadas concesiones al sistema en nuestros diez años de ejercicio del poder", concluyeron los reunidos.
En Lille el debate comenzó con una moción de orden. Un militante pidió el micrófono y dijo: "No es deseable que el primer secretario de nuestra federación tome la palabra. Está aquí para escucharnos". El primer secretario aceptó esa petición. Los socialistas de Lille aprobaron la creación de un comité interno de ética que juzgue a los dirigentes presuntamente implicados en casos de corrupción.
El tono de las discusiones parisienses lo dio el militante que exclamó: "No me resigno a morirme de aburrimiento viendo al Tercer Mundo morirse de hambre". Otro pidió que los Estados Generales sean permanentes. "Un signo incontestable de la renovación es que vuelven a verse chicas guapas en nuestras reuniones", dijo un tercero. Pero esas chicas no estaban dispuestas a servir de decoración. "Las mujeres han sido las más perjudicadas por el déficit social que ha dejado la gestión socialista", afirmó una. Otra dijo: "Las mujeres no existimos en política. El PS debería dar ejemplo y no lo da".
En todos los casos los socialistas hicieron un balance muy severo de la década de hegemonía política del partido del puño y la rosa. Una y otra vez fueron criticados los "excesos de la ortodoxia monetarista", la "sumisión a la ideología liberal", el incremento de las desigualdades", el "aumento del paro" y la "desviación monárquica de las instituciones".
El sistema de corrientes que rige en el PS desde su fundación por François Mitterrand en 1971 fue puesto en entredicho. En su federación de las Yvelines, Rocard denunció la "enfermedad de las corrientes" y proclamó la "necesidad absoluta" de terminar con ellas, empezando por la suya propia. La federación de Lille votó contra el hecho de que las corrientes tengan una representación proporcional en la dirección del partido.
Si la mayoría de los socialistas expresó su deseo de no cambiar de denominación política, menos unaminidad hubo a la hora de abordar el tema del liderazgo. Los enemigos de Rocard aprovecharon los debates para manifestar su oposición a que sea el candidato socialista a la próxima elección presidencial. La diputada Ségolène Royal afirmó, que Rocard "no puede ser el, jefe de la izquierda porque no resultó elegido en las últimas elecciones legislativas y porque su operación de conquista de la dirección del PS ha sido muy discutibIe".
Mitterrand, que se niega a recibir a Rocard en el Elíseo, ha comenzado a hacer campaña a favor de la candidatura presidencial de Jacques Delors. El pasado fin de semana, los fieles del presidente y los partidarios de Delors revelaron la fórmula conjunta que parecen haber encontrado para cortarle el camino a Rocard: la celebración de unas primarias a la americana que designen el candidato de izquierda a la presidencia.
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