El gobernador del Banco de España, sorprendido por el alto precio alcanzado en la subasta de Banesto

El gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, no fue una excepción. La sorpresa por el elevado precio alcanzado en la subasta de Banesto también le alcanzó, según confesó ayer ante la comisión parlamentaria encargada de seguir la crisis del banco. Rojo, aún angustiado por el incidente de la firma de Emilio Botín en la oferta ganadora, precisó que va a redoblar los esfuerzos para que los controles internos y externos de las entidades fínancieras, sean mayores. Todos los partidos resaltaron la labor del banco emisor en el conjunto del proceso de saneamiento de Banesto.

Rojo, tal y como ha sido norma a lo largo de todo el caso Banesto, acudió rápidamente al Congreso para explicar a los diputados los últimos acontecimientos de la crisis de la entidad financiera. Ayer, debía transmitir una buena nueva. El Santander es el nuevo dueño de Banesto. La salida de la crisis está, pues, encauzada. Tan sólo el incidente de la firma inexistente de Emilio Botín en la oferta del precio final -esgrimida por el Partido Nacionalista Vasco (PNV)- y el recuerdo de los problemas del Santander con Hacienda por las cesiones de créditos -desempolvada por Izquierda Unida- empañaron su intervención.Del desenlace de la operación, lo que más soprendió al gobernador fue el precio de la oferta ganadora. Rojo no esperaba que fuese tan alto, "ni que hubiera unos saltos tan grandes entre unas ofertas y otras". "Mi temor era que las ofertas fueran muy iguales, que no hubiera más de cinco pesetas de diferencia entre ellas", señaló.

El gobernador también aclaró el coste de la crisis para el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Según sus cálculos, el FGI) obtuvo unos beneficios 133.458 millones de pesetas con la operación cerrada anteayer. Eso significa que el desembolso del Fondo asciende a 192.542 millones -un 59% menos de lo previsto-. Como esta cantidad proviene a partes iguales de la banca privada y del Banco de España, se puede calcular que el coste público de la crisis será de 96.271 millones.

Luis Ángel Rojo explicó que las tres estrategias de futuro para Banesto que acompañaban al precio eran muy similares: venta ordenada de las participaciones industriales, enajenación más rápida de los medios de comunicación y retorno a la banca tradicional.

El colofón de la intervención del gobernador ante los diputados fue una "lección sobre las consecuencias de la crisis". Para Rojo, que definió la crisis de Banesto como "de viejo cuño", lo más evidente es que hay que reforzar el control de la gestión de los bancos.

Este control se debe realizar desde un doble ámbito, uno interno y otro externo. Para el externo, el gobernador anunció que habrá una inspección anual in situ para todos los grandes bancos. "Debemos aprender del ejemplo y recordar que la intervención de Banesto no se hizo para, salvar un banco, sino para evitar problemas en el sistema financiero español".

Sin embargo, el gobernador resaltó que "las inspecciones externas no son suficientes para evitar los problemas o la quiebra de una entidad". Por ello, completó el esquema del control con un paquete de medidas internas. El ideal para Rojo es que tanto los consejeros como los accionistas de cada entidad financiera tengan una información mucho más exhaustiva que la actual sobre lo que sucede en el interior de la sociedad.

En concreto, el gobernador adelantó una nueva medida que deberán aplicar en el futuro los bancos y cajas de ahorros. "Todos los escritos del Banco de España que contengan información relevante deberán ser leídas por el presidente de la entidad implicada en la reunión de su consejo de administración. Posteriormente, el acta de esa reunión deberá ser remitida al Banco de España", explicó Luis Ángel Rojo.