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El derrumbe del teatro Martín deja a la capital sin otro escenario

Javier Casqueiro

Cerrado y en estado de abandono desde hace cinco años, el teatro Martín no ha aguantado más. En la noche del sábado, después de varios días de copiosas lluvias, los materiales que lo soportaban se derrumbaron "de cansancio". La techumbre de la sala se cayó por tres lugares diferentes. Conservar el inmueble se presenta a estas alturas improbable, y todo indica que las paredes principales de la fachada tendrán que ser demolidas. El departamento municipal de Protección a la Edificación propondrá hoy a la comisión mixta de Patrimonio -formada por técnicos municipales, autonómicos y de Bellas Artes- que el edificio sea declarado "en ruina parcial inminente". Los propietarios, que han dejado morir el teatro, negocian ahora con el Ayuntamiento la recalificación del solar para construir un bloque con 27 apartamentos de lujo, iniciativa a la que se opone la Comunidad.Del antiguo teatro Martín ya sólo quedan seis letras sueltas que recuerdan su nombre, dos paredes enfermas "de un ataque de humedad" y un patio de butacas al que accede la lluvia sin pagar entrada. Los bomberos municipales y los técnicos de Edificación Deficiente de la Gerencia de Urbanismo fueron testigos el sábado del último coletazo de un edificio histórico, levantado como café en 1870 y reformado como teatro por el arquitecto Teodoro Anasagasti en 1919.

Ante el riesgo de derrumbe los técnicos municipales apuntalaron en la noche del sábado, con tablones de madera, las zonas de más inminente ruina de este céntrico teatro. Ayer volvieron al lugar de los hechos la esquina de la calle de Santa Brígida con Santa Águeda (entre Fuencarral y, Hortaleza) para apuntalar la sala y obtener las fotografías que sirvan de prueba a la comisión mixta de Patrimonio para decidir sobre su ruina. Las calles afectadas permanecen cortadas al tráfico para evitar riesgos.

"La lluvia ha podido ser el detonante, pero da igual, porque al final se habría caído también por otras causas, porque el teatro está muy mal", explicó un responsable del departamento de Edificación Deficiente. Fernando Macías, el arquitecto que dirige este negociado, señaló ayer, a pie de obra, que el techo y los forjados del teatro se habían venido abajo por "el cansancio de sus materiales" en tres zonas: la barra del bar situada en el vestíbulo de la primera planta, el lateral derecho y el fondo del escenario."El peligro ahora es que nos confiemos, porque esto puede caerse por cualquier lado", señaló un técnico municipal. "La tarima de madera del suelo está muy blanda y habrá que levantarla toda, porque ahí no podemos hacer nada", añadió. La pérdida del teatro Martín se une al rosario de problemas de otras salas madrileñas en los últimos meses (Alfil, Cuarta Pared, Lavapiés, Maravillas, Cómico, Calderón).

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Arquitectos de la oficina del Plan General calificaron en noviembre el edificio como sólido

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La sensación que transmitían ayer los especialistas municipales augura que el teatro Martín no podrá ser rehabilitado. Los mismos técnicos revisaron su parte exterior hace apenas tres meses en la denominada Operación Marquesinas, puesta en marcha tras la tragedia ocurrida en el cine Bilbao, y retiraron todos los elementos que sobresalían de la fachada, como los focos. No observaron deficiencias internas.

EL PAÍS publicó en noviembre una fotografía del teatro para ilustrar una noticia sobre los planes de los propietarios, la inmobiliaria Pamonsa SA, de construir sobre ese solar un edificio de viviendas. Pamosa compró el teatro hace tres años y en julio de 1993 presentó en la Gerencia de Urbanismo una solicitud de cambio de uso de estos terrenos, calificados como dotacionales y para ocio, con la intención de reconvertirlos en residenciales.

Los propietarios piden pisos

Esa solicitud se acompañó de un anteproyecto de una casa con tres alturas, garaje y un total de 27 apartamentos de lujo. La pretensión de los propietarios era duplicar la edificabilidad de la parcela de 652 metros cuadrados a 1.500. El mismo, proyecto se ha entregado posteriormente como sugerencia en la oficina que lleva la revisión del Plan General de Ordenación Urbana de 1985, donde precisamente este inmueble no consiguió entonces ningún tipo de catalogación especial.

Luis Moya y Carlos Pérez, los arquitectos a los que la oficina del plan ha encargado un plan para la recuperación del barrio donde está el teatro Martín, describieron posteriormente también en EL PAÍS que pese a la "apariencia lamentable" de la sala sus "elementos constructivos garantizan la solidez de la envolvente del edificio". Estos arquitectos fueron más explícitos: "El resultado y proceso de deterioro que se aprecian en el edificio es por consecuencia de la falta de adopción de medidas encaminadas a su conservación y mantenimiento. Mediante estas medidas entendemos que el edificio es apto para continuar con la actividad que le dio origen".

Portavoces de Pamosa, presentes ayer en el teatro durante la inspección municipal, se negaron a facilitar información a este periódico.

Los arquitectos Moya y Pérez destacaron en su artículo sobre el teatro que el edificio "presenta valores intrínsecos en lo relativo a sus sistemas constructivo y estructural".Que el edificio no esté catalogado por su interés arquitectónico no quiere decir que pueda cambiar fácilmente de uso ni que pueda ser derribado. "El uso dotacional como teatro no se puede variar pero si el edificio hay que demolerlo porque está ruinoso ya será más complicado defender ante los propietarios que hagan de nuevo un teatro sobre un equipamiento que no existe", comentó uno de los responsables de la oficina del Plan General.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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