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Clinton gira hacia el centro y promete reducir los impuestos a la clase media

Antonio Caño

Bill Clinton, segunda parte. En un discurso en el que trató de redefinir su presidencia recuperando sus raíces centristas, Clinton presentó en la noche del jueves una carta de derechos de la clase media, una ley que pretende aliviar la carga impositiva de la mayoría de los norteamericanos y, en general, mejorar las condiciones de vida de un sector decisivo en términos electorales. Un 75% de la población, según una primera encuesta realizada por la cadena ABC, respaldó inmediatamente la iniciativa del presidente, que trata de contrarrestar así la aplastante victoria republicana en las elecciones parlamentarias del pasado mes de noviembre.

Con ese discurso, transmitido en directo por los principales canales de televisión, Bill Clinton despide el curso político y un annus horribilis de su gestión, no tanto por la falta de resultados -que ha habido algunos tanto en el área doméstica como internacional-, sino por la imagen de fracaso que de ella ha quedado. El presidente acaba el año con menos del 45% de popularidad.Como ejemplo de este final de etapa, la portavoz de la Casa Blanca, Dee Dee Myers, anunció ayer que abandonará su puesto a partir del 1 de enero próximo, poniendo término a una batalla de meses en los que la joven funcionaria que un día fue símbolo de la nueva Administración acabó cediendo a la presión del jefe de Gabinete, Leon Panetta, que quería a una persona más curtida en ese cargo.

Para inaugurar esta enésima resurrección, Bill Clinton acudió en su mensaje a la nación a algunos de los argumentos que han hecho fuertes a los republicanos: menos Gobierno y menos impuestos. El elemento central de ese mensaje fue su propuesta de reducir en 60.000 millones de dólares (unos ocho billones de pesetas) la carga impositiva de la clase media, desglosado en ayudas a la educación y a las familias con hijos. Una propuesta que encontrará fuerte resistencia en un Congreso controlado por los republicanos, que ya han calificado la iniciativa de la Casa Blanca como insuficiente.

Clinton trató de rescatar su sabor centrista y apeló a una política por encima de las diferencias ideológicas, por encima de los partidos, en la línea en la que se supone que los norteamericanos se sienten más representados. "Esto no es política al viejo estilo. Como he dicho durante años, no se trata de moverse a la izquierda o a la derecha, sino de moverse hacia adelante. No se trata de que el Gobierno sea bueno o malo, sino de qué clase de Gobierno será mejor para completar el destino que Dios nos ha otorgado", dijo.

"Lo que es justo"

El presidente norteamericano explicó que su política es la única razonable y aplicable en las circunstancias actuales, y trató de poner en evidencia las propuestas de la oposición republicana como extremistas e inviables. "Sé", afirmó, "que algunos sólo quieren reducir el Gobierno a ciegas. Sé que eso es popular en estos momentos. Pero yo no lo haré. Yo voy a hacer lo que creo que es justo".Bill Clinton insistió en varias oportunidades en que no está preocupado por ganar las elecciones presidenciales de 1996, y aseguró que no modificará drásticamente sus puntos de vista por satisfacer las demandas de los republicanos, a los que llamó a colaborar con su Gobierno: "Mi regla para los próximos dos años será, primero, el país, y, por último, la política. Espero que el nuevo Congreso nos siga".

Una nueva campana ha empezado, con mucha antelación, a partir de este momento. La pelea por defender los intereses de la clase media no es más que un síntoma. La carta de derechos que Clinton presentó el jueves, con toda la carga histórica que ese concepto supone, incluye las siguientes iniciativas:

- Créditos fiscales de 500 dólares por cada hijo menor de 12 años para familias con ingresos menores a 75.000 dólares al año.

- Las familias con 100.000 dólares al año o menos podrán deducir hasta 10.000 dólares de los gastos por estudios universitarios de sus hijos

- Las familias con 100.000 dólares de ingresos al año o menos podrán deducir hasta 2.000 dólares del dinero que inviertan en seguros de jubilación.

- Otro tipo de ventajas se aplicarán para la compra de la primera vivienda, enfermedad grave o ayuda a los ancianos.

Clinton no incluyó entre sus propuestas la reducción de los impuestos a los beneficios de las empresas, que es uno de los puntos fundamentales del programa legislativo republicano.

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