Los renovadores se acercan al guerrismo para restañar las heridas en el PSOE
El sector mayoritario del PSOE, -los renovadores, según terminología socialista- está dando pasos poco a poco tendentes a restañar las heridas abiertas en la organización desde hace largo tiempo. El presidente del Grupo Parlamentario Socialista, Joaquín Almunia, propuso ayer, con éxito, a Javier Sáenz Cosculluela, abogado, de adscripción guerrista, para la presidencia de la Comisión de Justicia e Interior del Congreso de los Diputados.
Asimismo, la dirección del partido estrecha filas en torno al vicesecretario general, Alfonso Guerra, ante la eventualidad de que el juez Marino Barbero, instructor del caso Filesa, pueda ver responsabilidades en Alfonso Guerra."Con la guerra que doy, la verdad es que es de agradecer este gesto de integración de los compañeros de la dirección del grupo", expresó ayer en conversación informal y en tono de broma Sáenz Cosculluela, de 50 años, una vez que trascendió la propuesta de Almunia. El ex ministro de Obras Públicas y ex presidente del grupo socialista sustituye a Javier Barrero, que a su vez pasa a ocupar la portavocía y coordinación del grupo socialista en materia de Justicia e Interior. Barrero ocupa la vacante dejada por el independiente Ventura Pérez Mariño.
Muchas fueron las ocasiones en las que ayer se habló de Pérez Mariño y de los nombramientos, aunque por encima de todo ello discurría el buen ambiente creado en las filas socialistas por el nombramiento de Sáenz de Cosculluela por lo que tiene de significación pacificadora. El diputado madrileño y portavoz de Izquierda Socialista, Manuel de la Rocha, consideró muy positivo que un representante señalado y significado del guerrismo ocupe este puesto a instancias de la dirección. Otros diputados guerristas recordaban igualmente otro gesto de Almunia, cual fue incluir al ex presidente del grupo socialista Eduardo Martín Toval como miembro de la Diputación Permanente del Congreso.
Desde que hace tres semanas, el secretario general del PSOE, Felipe González, se reuniera con el vicesecretario general, Alfonso Guerra, unos y otros han empezado a ver signos de mejor ambiente en el partido. Antes de esa entrevista, sin embargo, ya se habían producir en las reuniones internas tanto de la ejecutiva como del grupo parlamentario, declaraciones de guerristas llamando a la unidad y al apoyo sin fisuras de Felipe González. En estas semanas, Alfonso Guerra se reúne con bastante frecuencia en la sede federal del PSOE de la calle Ferraz con el secretario de organización, Cipriá Ciscar; el secretario de relaciones políticas e institucionales, Txiki Benegas,_ y el secretario de administración y finanzas, Francisco, Fernández Marugán. Es decir, con los ejecutivos que tienen su tarea prioritaria en dicha sede, ya que Almunia, aunque es responsable de estudios y programas, tiene su mayor dedicación en el Parlamento.
En estos momentos, parte del Gobierno, incluido su presidente, está preocupado ante la posibilidad de un nuevo mazazo propinado por el juez Marino Barbero en la instrucción del caso Filesa. El secretario de organización, Cipriá Ciscar, fue ayer tajante al afirmar que no ve ninguna razón por la cual pueda llamarse a Guerra para este asunto. El juez está meditando si pide o no al Congreso el suplicatorio para poder llamar a declarar a Guerra. "Me causa mucha extrañeza que. se esté hablando de esto porque Alfonso nunca ha tenido responsabilidades administrativas y económicas". Guerra, continuó Ciscar, "ha llevado a cabo la dirección política y para quien conozca lo que es ser coordinador de una campaña debe saber que nada tiene que ver con lo económico".
Más independientes
Ciscar dio por cerrado el asunto de Pérez Mariño haciendo profesión de fe en la próxima incorporación de independientes. El buen tono del todavía ex juez al despedirse ha surtido un excelente efecto en el PSOE, como se desprendía ayer del afán de Ciscar por pasar la página sin comentarios agrios. En la reunión del grupo parlamentario hubo alguna descalificación, pero mucho menor que las utilizadas el pasado jueves cuando se supo que Pérez Mariño estaba pidiendo la dimisión de González. En la propia reunión de la Comisión de Justicia e Interior la diputada María Dolores Pelayo pidió a sus compañeros elegancia para quien había sido uno más entre ellos durante año y medio. En la misma línea se expresó Manuel de la Rocha. Unos y otros insistían en que si no hubiera pedido la dimisión de González no se le habría instado a que abandonara el escaño. En algunos diputados de la Comisión de Justicia se observó verdadero pesar porque las cosas hubieran acabado así con el diputado por Lugo.
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