Cifras de mareo

Puesto a autoindemnizarse, Roldán no se paró en barras. Incluso después de la era del pelotazo, las cifras que bailan en tomo al ex director de la Guardia Civil empujan al mareo.La juez Ana Ferrer le fijó, en enero pasado, una responsabilidad civil de 500 millones de pesetas. Es sólo un cálculo provisional del perjuicio causado al erario público, por los presuntos delitos de los que la magistrada tiene indicios.

La comisión del Congreso de los Diputados que investigó el enriquecimiento de Roldán no pudo cifrar el alcance del presunto fraude, pero algunos expertos próximos calcularon en abril pasado, a partir de los volúmenes de obra que manejó el ex jefe de la Guardia Civil, que podía haberse apropiado por comisiones de 5.000 o 6.000 millones.

La policía de Suiza determinó en junio de 1994, que Roldán había mantenido en bancos de aquel país más de dos mil millones de pesetas.

Según la contabilidad manuscrita del propio Roldán, encontrada en la caja fuerte de un banco suizo, en sólo dos meses de 1990 acumuló 2.602 millones supuestamente procedentes de comisiones. Aquel año fue especialmente productivo. Se adjudicaron buena parte de las instalaciones de seguridad para los acontecimientos de 1992.

La juez Ferrer estableció que - la segunda esposa de Roldán, Blanca Rodríguez Porto, había trasladado a Suiza para su ingreso en cuentas a nombre del matrimonio 355 millones de. pesetas en 1992 y 1993. Según la familia de Rodríguez Porto, el dinero no era propiedad de la mujer.

Mientras, Roldán pugnaba cada año de forma inmisericorde con Hacienda, para recuperar las retenciones por IRPF que se le practicaban en el sueldo. Logró no pagar prácticamente nada. En siete años obtuvo 14,5 millones de devolución.

Cuanto más le retenían, más le devolvían. El primer año de mandato en la Guardia Civil, Hacienda le reembolsó 370.878 pesetas. El último, casi 10 veces más, 3.639.862 pesetas.

Las medidas de ahorro fiscal se extendían al patrimonio disponible en España, como una cuenta corriente en la que Roldán mantuvo depósitos que le reportaron cinco millones de intereses en dos años y cuya existencia ocultó tanto a la Hacienda como al Gobierno en su declaración de intereses.