Alli vuelve a la carrera por la presidencia de Navarra con un nuevo partido político
La estrategia política y el trabajo personal de Juan Cruz Alli y del amplio sector renovador que le ayudó en Unión del Pueblo Navarro dieron hace ahora cuatro años el triunfo la derecha navarra en las elecciones autonómicas. Ese mismo personaje, actual presidente del Gobierno de Navarra, parece dispuesto a arrebatar ahora a UPN si no un triunfo casi seguro ante un socialismo desvencijado, sí al menos la mayoría suficiente como para gobernar por sí solo con toda comodidad.
Hace cuatro años, la unión de una derecha local representada por UPN, eterna aspirante al sillón que durante ocho años ocupó el socialista Gabriel Urralburu, con la minoría adscrita al PP en Navarra fueron la llave del triunfo, precedido de la fusión de ambos. Ahora se está gestando un nuevo partido.En realidad ya ha nacido. Se llama Convergencia de Demócratas Navarros (CDN), pero sólo tomará cuerpo si Allí acepta dirigirlo, algo que de momento no ha hecho el presidente navarro, pero que se da como inminente. Alli batalló en 1991 con líderes históricos de UPN, como su presidente, Jesús Aizpún, para convencerles de la necesidad de la fusión con el PP.
Ahora pelea consigo mismo y deshoja la margarita de su nuevo lanzamiento al ruedo político, una vez excluido de unas listas al Parlamento navarro confeccionadas por quien fue su vicepresidente y es ahora candidato a presidente, Miguel Sanz.
La escisión en UPN se veía venir. El talante abierto y personalista que durante cuatro años ha caracterizado el mandato de este brillante abogado de 50 años ha acabado por colmar la paciencia de una estructura partidista mucho más rancia y conservadora.
La última pelea de Allí por regenerar UPN, centrada en su enfrentamiento con el alcalde de Pamplona, Alfredo Jaime, sobre el que recaen sospechas de irregulandades urbanísticas y tratos de favor a constructoras, llevó a las tres familias del partido (históricos, renovadores y pepes) antaño ligadas a Allí, a desbancarle del tren del poder.
La situación se hizo insostenible y el propio Aizpún pidió la expulsión de los líderes del movimiento fiel a Alli, el ex secretario de formación de UPN Víctor Meeztu y el alcalde de Zizur Mayor, Luis Ibero, que optaron por marcharse antes.
En pocas semanas han montado la estructura de un partido, han reunido más de 40 millones de pesetas y confeccionan listas electorales en varias decenas de localidades donde el apoyo a Alli es especialmente fuerte. El pasado miércoles ofrecieron formalmente al presidente encabezar esta formación,
"Entra dentro de lo posible", respondió Allí días atrás a quienes le preguntaron si pasará al nuevo partido. Aunque él guarda silencio, fuentes cercanas al presidente lanzan la idea de construir una formación similar a la catalana Convergència i Unió. La aspiración de los convergentes navarros es restar suficiente número de votos a UPN como para obligar al partido matriz a pactar permanentemente la tarea legislativa o a buscar un cauce de colaboración política estable, pero condicionada.
Aunque CDN es una sigla en ciernes, parece claro que si Alli anuncia su candidatura a la presidencia por los convergentes estará junto a él un puñado de destacados dirigentes de UPN que se han mantenido fieles. Entre ellos, el actual consejero de Ordenación del Territorio, Javier del Castillo, y el alcalde de Cáseda y ex parlamentario foral, Andrés Basterra, entre otros.
La familia política procedente del PP está con Sanz, y en las listas éste se ha cuidado mucho de incorporar en puestos de cabeza a miembros del actual equipo de gobierno de Alli, que han preferido mantenerse junto al candidato oficial.
Las encuestas daban a UPN entre 20 y 23 escaños sobre un total de 50. Si Sanz no lograra un acuerdo de coalición con los socialistas, los nuevos convergentes, es decir, Allí, tendrían en su mano la llave de la gobernabilidad de la comunidad foral.
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