Condenados a prisión cuatro jóvenes alemanes por incendiar una sinagoga
La Audiencia Territorial de Schleswig condenó el jueves a penas de cárcel de entre 2,5 y 4 años a cuatro jóvenes acusados de haber incendiado la sinagoga de Ubeck, en el norte de Alemania, en la madrugada del 25 de marzo del año pasado. El tribunal condenó a los cuatro acusados por incendio provocado y desestimó la acusación del fiscal, que pedía una pena mayor por tentativa de asesinato contra cinco personas que dormían en el primer piso del lugar de los hechos.
El presidente del tribunal se detuvo, al justificar la condena, en consideraciones sobre las connotaciones del hecho y se refirió a la repercusión mundial del "incendio, que recuerda a la noche de los cristales rotos de los nacional socialistas y todo lo que vino después". En aquella terrible noche, el 9 de noviembre de 1938, los nazis realizaron el primer gran pogromo contra los judíos, incendiaron decenas de sinagogas en toda Alemania, lincharon a 91 y detuvieron a más de 30.000. Al final de aquel camino estaba el Holocausto.Por primera vez después del nazismo ardió de nuevo la sinagoga en Lübeck, hace poco más de un año. En esta ocasión los incendiarios no eran las hordas nazis, sino cuatro mozalbetes alcoholizados que, sin duda por motivaciones xenófobas, decidieron en sus delirios etílicos pegar fuego a la sinagoga, porque "tiene algo que ver con los judíos".El tribunal de Schleswig estimó, tras 27 sesiones, y después de escuchar a 36 testigos y cuatro expertos, que no existía ánimo de matar entre los cuatro jóvenes. El mayor de ellos, Stwephan Westphal, de 25 años, se llevó la pena más alta: cuatro años y medio de cárcel por incendio provocado. Sus dos compañeros de hazaña, de 20 años, tendrán que purgar tres años y nueve meses de reformatorio juvenil. El cuarto acusado, Dirk Brusberg, de 22 años, sólo recibió dos años y medio por complicidad con el incendio. Este último no llegó a prender fuego a la botella de gasolina que llevaba, porque se asustó en el último momento y huyó del lugar. No obstante, considera el tribunal que prestó su consentimiento con lo ocurrido y no hizo nada por impedirlo.El presidente del tribunal declaró que los autores no eran del todo conscientes de que incendiaban un templo judío, pero sí tenían una idea clara del carácter antisemita de su acto y eran plenamente conscientes de la connotación con lo ocurrido durante el nazismo. Los daños materiales no fueron de importancia en la sinagoga de Lübeck, pero, estima el juez, "los daños inmateriales causados con el hecho son monstruosos e ínconinensurables".
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