Incendios, sequía y contaminación crean una espesa nube sobre Venezuela
Caracas, capital de Venezuela, ha perdido ese cielo azul limpio y luminoso que la distinguía de atmósferas cargadas como las de México o Santiago de Chile y hacía lucir como una de las ciudades de Latinoamérica más agradables para vivir con una altitud de 850 metros sobre el nivel del mar y una temperatura estable de 22 grados todo el año. Ahora la cubre una densa bruma, que, provocada principalmente por los incendios forestales y la sequía, lleva tres semanas envolviendo casi todo el territorio de Venezuela, especialmente la zona norte.Según partes del Observatorio Cajigal de la Comisión Nacional de Meteorología, este fenómeno no ocurría desde hace 34 años y se debe fundamentalmente, según fuentes oficiales, a la contaminación, en parte debida a la proliferación de incendios forestales y a la prolongada sequía.
La capa ha llegado a tener un espesor de hasta tres kilómetros y ha obligado incluso a suspender algunos vuelos en ciudades como Barcelona, localidad situada en el este del país. Además, se han multiplicado los casos de personas afectadas por fuertes procesos gripales y afecciones en los ojos y en las vías respiratorias.
La sequía ha obligado a las autoridades a racionar el agua en Caracas. Los cortes de suministro se producen a diario para sus cuatro millones de habitantes.
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