Turquía prefiere esperar antes de cruzar la frontera

Turquía parecía ayer haber adoptado un compás de espera en su planeada incursión en el norte de Irak, para crear una zona de seguridad, tras las duras críticas internacionales recibidas. La ministra de Exteriores, Tansu Çiller, quien ha ido replegando velas con el paso de los días, dijo ayer que la prioridad de su Gobierno "no es hacer entrar las tropas en el Kurdistán iraquí", sino establecer "una línea de defensa contra las incursiones del Partido de los Trabajadores del Kurdistán" (PKK), que desde hace 15 años pretende la independencia.El presidente egipcio, Hosni Mubarak, cuyo país planea esta semana denunciar las intenciones turcas ante la ONU, telefoneó ayer al presidente Suleimán Demirel para advertirle que si Ankara lleva a cabo sus planes se verá con un sólido frente árabe de oposición. Poco antes Mubarak había declarado al semanario cairota Mayo que "la división de cualquier parte del territorio iraquí creará una atmósfera peligrosa en toda la región".

Mientras la diplomacia turca trata de capear el temporal insistiendo en que su plan sólo contempla la creación de una zona de seguridad de entre 9 y 15 kilómetros de ancho al otro lado de su frontera con Irak y que no pretende mantener sus tropas "más de lo necesario", el Gobierno de Bagdad podía ayer congratularse de la insólita celeridad con la que sus enemigos de 1991 están saliendo hoy en su defensa.

Siria, la Liga Árabe, de 22 miembros, y los seis países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) han manifestado su alarma y oposición al "injustificado proyecto turco". La controversia en tomo al plan turco se suma al recelo que Turquía ha despertado entre sus vecinos árabes tras firmar este año acuerdos de cooperación militar con Israel. Las críticas han sido curiosamente más tenues en Jordania, cuyo Gobierno está empeñado en forjar una sólida alianza con Ankara, presumiblemente para contrarrestar a Siria, desde hace años protector del PKK y de su líder.