CARA ABSOLUCIÓN
Michael Cox, antiguo policía portuario de 51 años y actual obispo de la congregación Tridentina, fundada por un grupo de católicos irlandeses, ha inaugurado la confesión telefónica. Por una libra al minuto, los fieles necesitados de desahogo espiritual pueden ponerse en contacto con el prelado. El edificio de su iglesia de Saint Colman se viene abajo y ha pensado que así podría recaudar fondos para repararlo. El anonimato está asegurado así como la absolución, auricular en mano. Cox asegura que su perdón es válido y el penitente puede colgar tranquilo. La Iglesia católica de Irlanda, por el contrario, le ha restado todo valor sacramental. La respuesta de los fieles, partidarios de la misa en latín, está aún por ver.-
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