"El sexo ocurre al otro lado del canal"
Entre los motivos que cita Julian Barnes para justificar la atracción que siente por Francia, aparte del vino, el clima y el queso, está el sexo. "No pienso ser autobiográfico en este campo", afirma, "pero en Inglaterra solemos decir que el sexo es algo que ocurre al otro lado del canal".Sin perder su sonrisa irónica, Barnes añade que hay incluso una teoría académica que explica que el Imperio Británico fue una consecuencia de esta creencia. "Los que se iban lo hacían en parte por motivos sexuales", explica. Y añade: "Por cierto, no quisiera ser descortés, pero ahora recuerdo que los españoles también tuvieron un imperio".
A continuación, bromeando sobre la pérdida del Imperio Británico y las noticias de asesinatos sexuales que llegan de vez en cuando de su país, agrega: "Todo tiene un sentido. Perdimos el imperio porque perdimos el sentido de la virilidad y por eso somos unos reprimidos sexuales y lo expresamos matando a nuestros vecinos. Para terminar, los enterramos en el jardín trasero, ya que los ingleses amamos con devoción nuestras plantas y está demostrado que los cadáveres son un abono de primera clase. Aunque no lo pareza a primera vista, todo es muy lógico".
Hablando de la Francia actual, Barnes se pone un tanto nostálgico y recuerda cuando cruzaba el canal de niño con sus padres. "Era raro encontrarse con otro coche inglés", explica, "y cuando sucedía lo saludábamos alborozados. Ahora es muy distinto. Los ingleses viajan mucho y los alrededores de las ciudades están llenos de supermercados que parecen copiados de Estados Unidos. De todos modos, sigue siendo un país maravilloso".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.