Procesión a la residencia japonesa
Aluvión de mediadores y curiosos en Perú cuando se cumplen 100 días del cautiverio de los rehenes del MRTA
ENVIADO ESPECIALEl Domingo de Ramos, cien actores vestidos de romanos y de vecinos de Jerusalén marcharon en rogativa hasta la residencia del embajador japonés en Lima, tomada desde hace cien días por el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA). Entonaron cánticos y exhortaciones, y pidieron en nombre de Cristo la liberacíón de los 72 rehenes. A lomos de un burro, Mario Valencia, que escenificaba la entrada triunfal de Jesús en la ciudad sagrada, entregó un ramo de laurel y palma al oficial de guardia. "Son símbolos de paz bendecidos para nuestros hermanos cautivos. Rezamos por ellos". Al no poder seguir, la guardia romana cruzó lanzas frente Un matrimonio se fotografía ante un tanque en las proximidades de la Embajada japonesa en Lima a un retén policial. "Llegó nuestro relevo", se choteó un agente. Familiares, devotos, turistas, diputados, Madres de la Plaza de Mayo, peruanos bienintencionados, oportunistas, o locoides empeñados en mediar, arriban desde el 17 de diciembre a la mansión diplomática bajo asedio atraídos por la suerte de sus habitantes. En la selva central se interesan por quienes la, ocuparon a tiros. Un pelotón. emerretista filmado durante un entrenamiento por una cadena de televisión local instó a Néstor Cerpa Cartolini a resistir hasta la excarcelación de los más de 440 compañeros presos. Pero la solución a la compleja crisis no acaba de llegar. Las mentiras, medias verdades o intoxicaciones en la exposición de los hechos y gestiones efectuadas hasta ahora, habituales en procesos de estas características, se alternan con los avances y retrocesos, el pesimismo y el optinmsmo, en las negociaciones del MRTA con la Comisión de Garantes, aún llamadas "conversaciones preliminares" por razones prácticas.
Sin embargo, y aunque en la Iglesia también se juró en vano, parecen fundamentadas las últimas declaraciones del representante del Vaticano en la comisión, monseñor Luis Cipriani, obispo de Ayachucho, prelado de la confianza del presidente Alberto Fujimori. "Vamos por buen canmno", dijo.
Masahiko Komura, enviado del Gobierno japonés, fue más rotundo. "La situación puede parecer bloqueada, pero estoy convencido de que el caso se dirige hacia una solución. Creo que ha llegado la hora [de un acuerdo pacífico], apostó el viceministro nipón de Asuntos Exteriores después viajar la pasada semana a Perú, Cuba y la República Dominicana.. Japón presiona para de evitar la sangre, y teme que Fujimori pueda llegar a asumirla como inevitable. Por eso despachó a toda prisa a Lima a su funcionario.
La confianza del mensajero del primer ministro Ryutaro Hashimoto no. parece voluntarista. Acordó con Fidel Castro los términos del asilo de los 16 asaltantes del MRTA en la isla, y supo asimismo que Fujimori considera con buenos ojos la propuesta de la Comisión de Garantes de liberar a presos del MRTA no implicados en delitos de sangre. Procurando no relacionar el dato con la crisis, el ministro de Justicia, Carlos Hermoza, confirmó una de las medidas esperadas: entre 200 y 250 reos sentenciados o procesados sin pruebas pueden llegar beneficiarse con un indulto presidencial de pronta aprobación.
Y pese a que frecuentemente el curso de los acontecimientos desmintió titulares a toda página de la prensa limeña, los últimos movimientos se encaminan hacia un compromiso. Según destacó ayer el diario La República, que cita fuentes "de primera", existe ya un principio de acuerdo aceptado por Fujimori y Cerpa: salida del comando hacia Cuba acompañado por un grupo de rehenes, en un vuelo de Cubana de Aviación y no de la Fuerza Aérea peruana, y la liberación de 17 presos del MRTA, entre ellos la esposa de Cerpa Cartilini, Nancy Gilvonio, condenada a cadena perpetua. Además, el Congreso aprobará una amnistía para los secuestradores, a quienes también les serían entregados "varios millones de dólare" desembolsados por el Gobierno de Japón y empresarios de esa nacionalidad todavía rehenes. Una parte de esos millones, según pidió el MRTA, será distribuido entre los pobres de Lima.
Otra exigencia en discusión es la formulada por el comandante Evaristo: quiere acompañarse en su viaje a La Habana por un significado grupo de rehenes, entre ellos el embajador japonés en Perú, el ministro de Asuntos Exteriores de Fujimori, varios jefes policiales y por el congresista gubernamental Gilberto Siura, promotor de la amnistía concedida al grupo de militares encontrado culpable del asesinato de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad de la Cantuta.
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