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La sonrisa de Blair

Andrés Ortega

La sonrisa de Tony Blair, que luce profusamente en el reportaje que se emite hoy en Canal + en Abierto en Canal (20.05), se ha convertido en uno de sus mayores atractivos. No es pose inventada por la telegenia, sino que la lleva desde pequeño, quizás confiado en su "fulgurante estrella", que da título a este programa. Pues sin duda la tiene y le ha situado a los 43 años junto a la puerta del 10 de Downing Street, la residencia oficial londinense de los primeros ministros, ocupada desde hace 18 años por conservadores.Tony Blair, cabalgando sobre las reformas de Neil Kinnock -quien perdiera la última elección en la última semana de campaña- y del fallecido John Smith, ha cambiado en profundidad al Partido Laborista, que hasta hace poco seguía manteniendo en sus estatutos el objetivo de la colectivización de los medios de producción. Antes que de izquierdas o socialista, el propio Blair se define como radical. Y parece serlo, quizás inspirado por la experiencia de Clinton en EE UU y su obsesión por ocupar el centro. Lo que le lleva no a renegar de una buena parte de la herencia thatcheriana, pero sí a plantear cambios radicales, especialmente en el terreno constitucional. ¿Es la pura voluntad de poder lo que mueve a Blair? Este reportaje -que deja hablar, como se debe, a sus protagonistas- no parece indicarlo. Este hijo de la revolución de los sesenta y de su reacción apunta más bien a un nuevo estilo de política en este fin de siglo y en esta gran democracia que es el Reino Unido. "Yo dirijo mi partido y él [John Major] sigue al suyo", asegura Blair en uno de esos intensos debates parlamentarios cruzados que resumen bien la contienda.

Este hombre casi siempre -y muy británicamente- despeinado y de ropa mal planchada resulta natural. Refleja un cierto carisma, pero no el del tipo duro, sino el de una ternura, que sabe transmitir.

El Partido Laborista, ahora llevado por Blair y por su joven jefe de campaña, Peter Mandelson -por cierto, un gran simpatizante de España, al menos desde la oposición-, cambia, pero es un partido serio y muy instalado en el cuerpo social británico, como queda claro en este reportaje. Este partido "es una vieja tradición", según el aristócrata laborista Tony Benn, quien demuestra comprender plenamente el fenómeno Blair, aunque no comparta las ideas en boga.

Blair quiere ganar en su primer asalto al poder. ¿Lo conseguirá el próximo jueves? Más que siguiendo muchas encuestas, quizás el telespectador encuentre su propia respuesta a esta pregunta al ver La fulgurante estrella de Tony Blair.

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