Raúl Villar se impone sin rival en las elecciones a rector de la Autónoma y prolonga su mandato hasta el 2002

Raúl Villar Lázaro, de 49 años, renovó ayer su mandato por otros cuatro años al frente de la Universidad Autónoma de Madrid, la tercera de la región por número de alumnos (35.000), tras la Complutense y la Politécnica. Villar, que desempeña el cargo desde 1994 y en el anterior cuatrienio fue vicerrector de Profesorado, obtuvo el refrendo del claustro por amplia mayoría y, sobre todo, con una tranquilidad inusual en los procesos electorales universitarios: el rector no tuvo que enfrentarse a ninguna candidatura alternativa que le disputara el cargo.

El candidato ayer reelegido es catedrático de Física de la Materia Condensada y se licenció en la Complutense, pero el doctorado ya lo realizó en la universidad que ahora dirige. Raúl Villar ha empleado los últimos dos días en convencer de las bondades de su programa electoral a los 400 claustrales, que se reparten entre el profesorado (60%), los alumnos (28%), el personal de administración y servicios (7%) y los ayudantes (5%).

En este periodo de gestión hasta el 2002, el rector se comprometió a centrar sus esfuerzos en la mejora de las infraestructuras del campus, con prioridad por la creación de laboratorios y una gran biblioteca de ciencias. También se afrontará la ampliación de las bibliotecas ya existentes, al borde del colapso desde primera hora de la mañana en época, de exámenes. Otro gran objetivo es el refuerzo de la plantilla de administración y servicios, que ahora conforman unas 800 personas y que se debería "casi duplicar", según Villar, en función del incremento de alumnado experimentado durante estos últimos cursos. En las 47 páginas de su programa electoral, el reelegido rector sostiene que la Autónoma resalta en toda España "por su calidad docente e investigadora", una impronta que procurará consolidar durante los próximos años. Villar también se refirió ayer, en su intervención previa a las votaciones, al conflicto con el Insalud por las prácticas de enfermería en el hospital Severo Ochoa por parte de alumnos de la universidad privada Alfonso X el Sabio, circunstancia que tachó de "inaceptable".