Las primarias como oportunidad
La autora considera importantes las primarias del PSOE porque pueden contribuir a disminuir la brecha entre la sociedad y la acción política.
La decisión del partido socialista de elegir por votación a sus candidatos y candidatas ha desatado una dinámica en el terreno político que, además de ir acompañada de un interesante debate, parece estar siendo capaz de ilusionar y movilizar incluso más allá de las fronteras de la propia militancia socialista. No se trata solamente, como sostiene un Partido Popular con todo el aspecto de haber sido noqueado por la iniciativa, de consolidar liderazgos. La respuesta de este partido descartando la convocatoria de primarias porque tiene un liderazgo asentado por muchos años, además de resultar un poco patética si se tiene en cuenta el líder al que se refieren, demuestra que no se han enterado de qué va la historia.La importancia de la medida reside, sobre todo, en que puede contribuir a disminuir la preocupante y creciente brecha entre la sociedad y la acción política y dar más pro tagonismo a la militancia de los partidos. En todos los países se observa hoy una tendencia al crecimiento de la abstención. Hay quien sostiene que la abstención puede ser en sí misma una muestra de buena salud democrática: la gente puede abstenerse por considerar que es poco lo que se juega en unas elecciones, y la política democrática, cuando las cosas van bien, no tiene por qué ser emocionante. Pero en los últimos años cabe sospechar, por lo que indican las encuestas de opinión, que la abstención es más bien fruto de la desconfianza de los ciudadanos y las ciudadanas hacia la política.
Esta desconfianza, que se traduce en la creencia de que los políticos no se ocupan de los problemas de la gente, se puede explicar por la corrupción y los abusos de algunos políticos. Pero no parece una explicación suficiente: la corrupción y los abusos han existido antes y es ahora cuando se ha producido una reacción de tanta virulencia contra ellos, acompañada de un sentimiento de desconfianza que antes no existía. Puede que sea la falta de eficacia de los gobiernos para resolver problemas centrales, como el del paro, lo que provoca primero desconfianza y después crítica de los abusos que antes pasaban desapercibidos. En todo caso, lo que los ciudadanos y ciudadanas sienten es que su opinión y sus problemas no cuentan, no se reflejan en la vida política.
Frente a ese sentimiento, la convocatoria de elecciones internas en los partidos ofrece una imagen de que las opiniones de la gente sí cuentan, pese a que sólo los militantes, y en algún caso los simpatizantes, participen en ellas. Es lógico que sea así, pues el mero hecho de que el proceso se desenvuelva públicamente convierte estas elecciones primarias en algo distinto de las votaciones en los órganos directivos de los partidos, por muy impecablemente representativos que éstos puedan ser. Un proceso público de votación permite que se recojan las opiniones de quienes no van a participar en él, e incluso de quiene, pueden desear que el proceso st tuerza y suponga simplemente di ficultades para el partido que lo ha convocado. En una sociedad en la que las opiniones, desgraciadamente, sólo cuentan cuando se reflejan en los medios, el debate de las primarias muestra ante la opinión la existencia de esas opiniones y la posibilidad de elegir entre ellas. La discusión escapa más allá de los aparatos y los espacios partidarios y eso parece gustarle a la gente: según una encuesta publicada en este mismo diario, dos de cada tres personas consultadas piensan que todos los partidos políticos deberían realizar elecciones primarias.
Desde otro punto de vista, las elecciones internas para candidato a la presidencia del Gobierno por el partido socialista están demostrando ser una oportunidad para que los ciudadanos y las ciudadanas puedan escuchar las críticas que este partido formula a la política del Gobierno del PP. Es curioso ver que los dos candidatos se están limitando a repetir las mismas críticas que los socialistas llevan meses realizando en el Parlamento o en sus intervenciones públicas, pero ahora reciben una cobertura mayor en los medios y pueden convertirse en noticia, rompiendo el cerco mediático. Un cerco capaz de silenciar, en las televisiones públicas o en las intervenidas, desde el bochornoso papel del Gobierno en Europa (Luxemburgo, aceite de oliva) y las sigilosas negociaciones sobre la financiación sanitaria o el recetazo, pasando por los cada vez más numerosos casos de posible corrupción del PP hasta la conversión del Ministerio Fiscal en una especie de cortijo gubernamental. Esto da para reflexionar sobre el papel que juegan los medios para condicionar la agenda política, y para reflexionar mas aún sobre la importancia y el peligro de los intentos del Gobierno por controlar y manipular estos medios, y especialmente los audiovisuales, pero el hecho es que las primarias están ofreciendo una oportunidad para el debate político y la reafirmación del partido socialista como oposición al Gobierno.
Hay otro aspecto que también merece la pena resaltar en todo este fenómeno, y no por obvio menos importante. La elección por sufragio de los candidatos y candidatas a puestos de representación y Gobierno, si se hace con limpieza, refuerza la igualdad de oportunidades en el interior de los partidos. Eso es impor tante en general, y en particular para algunos colectivos, como jóvenes y mujeres, cuya ausencia de la acción política significa un enorme e injusto despilfarro, además de constituir una anomalía representativa y una de las causas del desinterés o el pasotismo juvenil. En este sentido, merece la pena señalar que en el mismo Congreso, el 34% en el que el PSOE puso en marcha un nuevo mecanismo de selección de candidaturas, se aprobó también el principio de la democracia paritaria. La aplicación de este principio significa que en las candidaturas electorales ningún sexo tendrá una presencia menor del 40%.
La política ha sido tradicionalmente un reducto masculino, pero desde hace algunos años este hecho ha sido crecientemente cuestionado por las mujeres. Desde que el partido socialista introdujo una cuota mínima de representación femenina del 251/0 hasta la aprobación de la democracia paritaria, en junio del año pasado, han transcurrido nueve años, durante los cuales el porcentaje de mujeres en el Parlamento, por ejemplo, se ha multiplicado por cuatro. La realización de eleccio nes primarias también refuerza las posibilidades de entrada de mujeres en la arena política.
La mejor prueba de ello es lo sucedido en las primeras que se han celebrado, para la selección de candidatos a lehendakari en el País Vasco. Ha habido dos candidatos y uno de ellos era una mujer, Rosa Díez, que perdió sólo por 400 votos. En el proceso, mucha gente ha descubierto a una política con garra y con nervio, que con un lenguaje fresco y directo, que se entendía, hablaba de política y de temas nada fáciles, co mo el terrorismo. Es difícil imaginar que este descubrimiento se hubiera podido producir igualmente sin la oportunidad que ofrecieron las elecciones prima rías y la atención que levantaron.
Acabar con la exclusión de las mujeres del poder político es también aumentar la credibilidad y la solvencia de ese poder y profundizar y normalizar la democracia. Desde la izquierda, algunos políticos varones así lo han entendido: González o Blair, Jospin o Almunia han impulsado reformas en los procedimientos de representación para aumentar la igualdad de oportunidades y la participación de las mujeres. Es otro elemento para reducir la brecha entre la política y la gente a la que nos referíamos antes: es fácil entender que la mitad de la gente son mujeres. Someter a unas elecciones,la candidatura a la presidencia del Gobierno ha sido también una valiente decisión del secretario general de los socialistas, yendo más allá de los planteamientos del último congreso del partido, que en principio sólo planteaban elecciones internas para las candidaturas a los ayuntamientos. En todos estos sentidos, Joaquín Almunia está liderando un proceso de democracia interna y de apoyo a la igualdad de, oportunidades que las mujeres socialistas y feministas no podemos sino aplaudir, apoyándole como candidato socialista a la presidencia del Gobierno.
Los partidos políticos son el eje de la vida democrática, pero sólo funcionan eficazmente cuando la sociedad les reconoce capacidad para representarla y solucionar sus problemas. Bienvenidas sean por tanto todas las medidas, como las elecciones primarias, que pueden contribuir a acercar y abrir los partidos a la sociedad.
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