Retegui dice que Babcock se quedará con 820 trabajadores, pero generará empleo indirecto
El consejero de Industria del Gobierno vasco, Javier Retegui declaró ayer que la más que probable venta de Babcock Wilcox a la empresa Kvaerner convertirá el grupo, junto con Mecánica de la Peña, en un verdadero "tractor de la Margen Izquierda". Aunque matizó que no está al tanto de las últimas negociaciones, sí aseguró que el número final de empleados estará entre 820 y 840, unos 300 menos de los que tiene en la actualidad. Una reducción que en opinión de Retegui se verá recompensada porque "va a generar mucho empleo indirecto en esa zona de Vizcaya". El consejero acudió al Parlamento vasco para responder a una pregunta del diputado de IU, Tomás García, sobre la anterior gestión de la empresa pública. Sin embargo, el consejero interpretó la pregunta en otro sentido y el debate se limitó a una demanda colectiva que no se materializó en una petición formal para investigar la gestión del anterior equipo de gestión de Babcock. "Yo le recomendaría ", dijo Retegui dirigiéndose al diputado de IU, "que solicitara información a través de su grupo en el Congreso de los Diputados". Privatización La privatización de Babcock se está convirtiendo para la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, (SEPI), en una de las más difíciles. El pasado año perdió 3.000 millones de pesetas, aunque sigue siendo apetecible, pero de complicado análisis, sobre todo después de que las primeras pesquisas están sacando a la luz la compleja trama de empresas participadas por Babcock, es decir con dinero público, y sobre las que no tenía el control ya que las participaciones eran inferiores al 50%. "La privatización es razonable para una empresa que ha llevado muchos años viviendo de los incrementos públicos y a expensas de las instituciones", declaró ayer Retegui. " Sin el respaldo de una empresa fuerte, tal y como está el mercado de los bienes de equipo, sin una potencia empresarial con presencia en los mercados internacionales, hubiera tenido poco que hacer". Para el Gobierno vasco la mejor apuesta para la venta era la de la empresa noruega Kvaerner, según diversas fuentes porque el PNV negoció que pujarían por ella tras la compra de Mecánica de la Peña. Ayer el consejero reiteró que la privatización supondrá un crecimiento de la actividad económica y de la facturación se la empresa respecto a las tasas que había mantenido, así como un mantenimiento de los 820 puestos de trabajo que ha prometido. "Junto con Mecánica de la Peña va a crear un gran consorcio de empresas de bienes de equipo, que puede tener un gran futuro. Posiblemente", apuntó, "no va a generar empleo directo pero sí bastante empleo indirecto en la Margen Izquierda".
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