Alumnos
Creo que, por alusiones, tengo derecho a contestar la carta del profesor de literatura (EL PAÍS, 6 de mayo de 1998) que desde Huesca nos dice la excelencia de sus alumnos. Mis colegas de literatura se han ofrecido a darme ejemplos en sentido contrario. Pero creo que no vale la pena; sería un testimonio parcial contra otro testimonio parcial, igual que el mío, de muy poco valor científico todos ellos. No obstante, EL PAÍS de estos días nos ofrece un par de datos más objetivos que avalan mi impresión.El primero está recogido por el Instituto de la Juventud: nuestros jóvenes leen hoy la mitad que hace 20 años, lo que parece indicar que el profesor de Huesca ha tenido la suerte o la habilidad de reunir en torno a sí a algunos de los pocos lectores adolescentes que van quedando. El otro dato viene de Francia y tiene un carácter más científico, porque la encuesta es más universal: un gran número de bachilleres es incapaz de comprender un texto o de articular ideas de manera coherente. Sin duda se puede discutir la validez de la extrapolación, pero regularmente Francia suele ir por delante de nosotros en muchas experiencias y no creo que ésta sea una excepción. En cualquier caso es evidente que la falta de lecturas traerá consigo la dificultad para interpretar textos y elaborar ideas, y desde luego doy fe de que esa dificultad o incapacidad la tienen ya mis alumnos del último año de bachillerato. Mucho me temo que la ESO está agravando el problema.
Visto lo cual, sólo me queda felicitar a mi afortunado colega de Huesca.-
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