Borrell emplaza a Aznar a enterrar "los años del rencor" y recuperar el espíritu de consenso

El candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, José Borrell, compareció ayer ante los medios de comunicación para leer, con tono solemne, una declaración personal, en la que combinó las críticas al PP con un intento de que los problemas judiciales de los socialistas no eclipsen sus propuestas de futuro ante el electorado. Antes de hacerlo público, Borrell consultó el texto con los miembros de la Comisión Ejecutiva, quienes lo aceptaron sin modificaciones de fondo.No había motivos para la queja, pues el candidato no renegó del pasado, sino que asumió las tesis que desde hace meses defiende el ex presidente Felipe González y ha hecho suyas la dirección del PSOE, en el sentido de culpar al Partido Popular, y personalmente a José María Aznar, del proceso que ha llevado al encarcelamiento del ex ministro del Interior José Barrionuevo y del ex secretario de Estado para la Seguridad Rafael Vera.

Borrell, no obstante, incluyó en su manifiesto una condena expresa de la guerra sucia -"por considerar ética y políticamente inadmisible el uso de medios no legales para defender la democracia"- que por otro lado, recordó, se inició en las postrimerías del franquismo y acabó en 1986, cuando gobernaba el PSOE.

Tras expresar su "preocupación" por la actual situación política, caracterizada por la desunión de las fuerzas democráticas en la lucha contra el terrorismo, "la falta de cohesión del Estado de las Autonomías o el deterioro de los valores de la convivencia", el candidato se refirió a los destinatarios de su mensaje: No sólo "los que han contemplado con consternación y dolor la entrada en prisión de Barrionuevo y Vera", en su mayoría simpatizantes socialistas, sino también los que han sentido desconcierto ante esta situación e incluso quienes "no han estado de acuerdo con los actos y declaraciones que hemos protagonizado los socialistas estos últimos días", en referencia a los ciudadanos próximos al PSOE que no comparten su actitud ante el caso GAL.

En un intento por romper la sensación de que el PSOE se encastilla en el pasado, Borrell se dirigió especialmente a los jóvenes, a los que les resultan ajenos los debates sobre sucesos acaecidos hace ya 15 años, advirtiéndoles de que "su futuro depende también de la interpretación que la sociedad hace de su historia".

"El PP, en su afán de desalojar al PSOE del Gobierno, no tuvo reparos" en utilizar partidistamente estos hechos, causando "un daño enorme" a las reglas del juego de la democracia pluralista, dijo Borrell, en línea con la doctrina oficial de su partido.

Pero "la ruptura con el espíritu constituyente de consenso en cuestiones básicas", agregó, no se ha limitado al uso del pasado, sino que se manifiesta en problemas más actuales, como la consolidación del Estado de las Autonomías, que "el oportunismo negociador del PP con los nacionalistas" ha puesto en riesgo.

Pese a estas críticas, Borrell se dirigió al presidente José María Aznar "para que deje de lado y acabe definitivamente con estos años del rencor, para que deje de tratar al adversario como un enemigo a destruir". Si este cambio se produce, aseguró, "se dará cuenta de que los socialistas somos una fuerza política leal".

En concreto, emplazó al jefe del Gobierno a abrir un diálogo con los socialistas "sobre el restablecimiento de las reglas del juego de la convivencia democrática", la estabilidad del Estado Autonómico y la recuperación de la unidad de los demócratas en la lucha contra ETA. Se trata, subrayó, de "una agenda urgente y absolutamente necesaria para el futuro de nuestro país".

"La razón última de esta declaración es comprometerme a superar todo riesgo de reproducir la dialéctica de las dos Españas", confesó el candidato. Borrell aludía así a las críticas que han provocado las apasionadas reacciones de los militantes socialistas por el encarcelamiento de Barrionuevo y Vera.