"Si Greenspan baja los tipos será por la crisis internacional, no por motivos domésticos"
El economista estadounidense Robert Solow tenía cinco años en 1929, el año del gran crash de la Bolsa de Nueva York y el inicio de la Gran Depresión. Y en 1987, cuando tuvo lugar el segundo crash, Solow ganó, con 63 años, el Nobel. Llevaba desde los años cincuenta trabajando en un modelo matemático para mostrar la contribución de varios factores al crecimiento económico. La tasa de progreso tecnológico era para él más importante que la acumulación de capital en el estimulo del crecimiento, por lo que subrayaba el valor de la mejora cualitativa tanto de las nuevas máquinas como de la formación humana.De paso por España, Solow, de 74 años, dijo en una entrevista con EL PAÍS, el pasado viernes, que Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal, el banco central de EEUU, "prefiere dejar los tipos de interés tal como están [5,50%] por la situación interna del país, pero está dispuesto a bajarlos para aliviar la crisis internacional". He aquí el diálogo:
Pregunta. La Reserva Federal decidirá el 29 de septiembre [por hoy] si se mantienen o rebajan los tipos de interés, ¿Cómo ve la situación?
Respuesta. Por el momento no hay alarma en el frente de la inflación. Estamos en el comienzo de una inflación salarial que no ha pasado todavía al nivel general de los precios. El aterrizaje de la economía en el segundo trimestre ha permitido pasar del peligro de subida de los tipos a considerar su reducción. A mi juicio, la economía norteamericana está muy bien; no parece en lo inmediato estar afectada ni por la inflación ni por una recesión. No hay recalentamiento a la vista. Estamos, desde el punto de vista interno, en esas situaciones donde se puede pensar en una reducción de tipos en los próximos meses, porque en lo inmediato no necesitas recortar. Pero está la situación internacional.
P. Greenspan ha dejado la puerta abierta precisamente por la crisis financiera internacional.
R. Los responsables de los bancos centrales suelen decir cosas que no significan nada, no hay que sobreinterpretar su lenguaje. Dicho esto, yo creo que ni Greenspan ni sus colegas harían un recorte por razones domésticas. Pero, en cambio, son conscientes de los problemas de Asia, donde es muy preocupante la situación de Japón,y los problemas de América Latina. Si se deciden a recortar ahora será por la situación mundial.
P. ¿O por la inestabilidad de la Bolsa de Nueva York?
R. Un hombre inteligente nunca debe hablar de la Bolsa. la volatilidad de Wall Street tiene poco que ver con lo que pasa.
P. Pero puede afectar al ritmo del crecimiento económico.
R. Hasta ahora una caída de la Bolsa de Nueva York no tenía influencia en los gastos de consumo y de inversión, pero es cierto que sí la tiene en estos momentos. Si los precios caen más, la Reserva Federal actuará con una baja de tipos. Su objetivo será, entonces, limitar la caída para que no afecte a la economía. Es lo que pasó en 1987. Sería una repetición.
P. En todo caso se actuaría antes para evitarlo, ¿no?
R. Sí. Si los precios de las acciones caen, digamos, otro 15%, y ello afecta a la economía, la Reserva Federal garantizará la liquidez y la solvencia. Hoy la Bolsa tiene mayor importancia para el crecimiento que en 1987. Mucha más gente ha invertido, están los fondos de pensiones... Pero no quiero seguir con la Bolsa. De verdad, no hay nada intelectualmente interesante para aportar en materia de previsiones bursátiles. No hay el más mínimo margen para que un economistas pueda decir algo serio.
P. Aunque dice usted que la economía norteamericana sigue con buen tono, al mismo tiempo no ha ahorrado críticas a los mentores actuales de la "nueva economía" que sobredimensionan la influencia de las tecnologías de información en la productividad. La productividad ha sido "su tema" y por el que ganó el Nobel ¿No es así?
R. Es, en efecto, el tema sobre el que más he trabajado. Los ordenadores serán, si usted quiere, muy importantes. ¿Quién no tiene uno hoy día? Hay industrias en las que ha tenido influencia. Pero ha sido David Sichel, un economista de la Reserva Federal, quien acaba de confirmar que los ordenadores no aportan gran cosa a la productividad. Yo lo presentía, pero Sichel lo ha demostrado empíricamente.
P. Al analizar las piezas de la actual crisis, ¿cuál es su visión de América Latina?
R. Primero, he de decir que la crisis de Asia tuvo lugar en un momento afortunado para Estados Unidos, ya que ha ayudado a pasar de una economía muy fuerte a una desaceleración. América Latina es otra cosa, es muy importante para nosotros. Ahora bien, yo creo que si la situación de Brasil se agravase, tanto EEUU como el Fondo Monetario Internacional (FMI) actuarían con mucha rapidez. Es evidente que, como ocurrió con México en 1994, hay un mayor compromiso con América Latina, y también experiencia directa. Asia explotó sorpresivamente. Y con Rusia la experiencia era escasa. Creo que los riesgos están más equilibrados en América Latina como para que no haya un colapso.
P. Greenspan ha advertido duramente contra uno de los efectos de esta crisis, la restricción de los movimientos de capital a corto plazo. ¿Cómo lo ve?
R. Estoy de acuerdo con él. Es un problema difícil. Es cierto que ha habido especulación en los mercados., pero los controles terminarían afectando el flujo de inversiones productivas. Una vez que empiezas a trabar el movimiento de capitales, el inversor, muy sensible, se retira.
P. ¿Ha seguido usted los planteamientos de la llamada "tercera vía" entre Clinton, Blair y Prodi para dar respuesta a la globalización?
R. Sí. Me parece interesante. La gente de centro izquierda acepta el mercado, pero aspira a no dejar en manos del mismo la distribución de ingresos y el bienestar social. La desregulación llevó en Estados Unidos, por ejemplo, a una gran desigualdad, con rentas muy bajas. Un gobierno debe equilibrar la situación sin destrozar los incentivos al trabajo y a obtener beneficios. La "tercera vía" lleva en fin de cuentas a replantear el sistema fiscal.
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