"¿Recuerdas el GAL, Pedro?"
Eduardo Fungairiño, flanqueado por sus cachorros Pedro Rubira e Ignacio Peláez, mira casi sin apartar la vista a un personaje, le escudriña el alma, como el periodista en busca de una noticia. A quien mira es a Siro García, presidente del tribunal que decidirá hoy sobre la jurisdicción española en los crímenes de Argentina y Chile. Ya pueden decir misa las acusaciones particulares y populares, o narrar cómo un teniente de la Marina fue arrojado de un avión al río de la Plata por discrepar de sus amigos de la Escuela Mecánica de la Armada (Esma). No hay caso. Fungairiño quiere saber lo que se agita dentro de Siro García.En el tribunal, la magistrada que gana a todos sus colegas a la hora de tomar nota es, sin duda, Manuela Fernández de Prado, Nela. Aplicada, hace sus deberes, revisa autos y recursos de la causa. Y de repente eleva el cuerpo y los halógenos de la sala iluminan los reflejos dorados de su cabellera.
Les sigue quizá en la competencia de las notas el propio presidente, Siro García. El balbuceante y opaco discurso escrito del fiscal Rubira no le apasiona. "Le ruego brevedad, no haga usted la historia del proceso", le dice.
Sin embargo, Siro García escribe con aplicación cuando oye al abogado Carlos Slepoy, por la acusación en Argentina. Y especialmente cuando oye el alegato eficaz de Carmen Lamarca, letrada de Marta Bettini. Se trata de la viuda del teniente Devoto que, según se ha apuntado, fue arrojado vivo desde un avión en los macabros vuelos de la muerte.
Terrorismo y GAL
Lamarca, catedrático de derecho penal de la Universidad Carlos III, describe con precisión los delitos de terrorismo, recuerda que en Argentina, por ejemplo, las bandas parapoliciales y paramilitares y civiles fueron la avanzadilla, años antes, del golpe militar del general Videla. Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, evoca el reciente enjuiciamiento de la banda terrorista GAL.Algo más tarde, el abogado José Luis Galán, tras testificar penalmente los delitos sobre los que cabría declarar la jurisdicción española, vuelve sobre el tema del GAL. Señala que es incomprensible la posición del fiscal, cuenta habida que él mismo, como acusador popular, se sentó junto con el ministerio fiscal al acusar por pertenencia a banda armada a los actores y responsables de los GAL. Vino a decir: "¿Recuerdas, Pedro Rubira, tus dictámenes sobre el GAL como banda terrorista de Estado?".
En su turno, el fiscal Peláez dice que hubo juicios en Chile y que al ser cosa juzgada no se pueden investigar. Brillante, Joan Garcés, por la acusación chilena, lo dice todo: nueve juicios sobre 4.000 detenidos, desaparecidos y asesinados.
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