"Cada vez tengo menos pudor para hablar de los sentimientos"

Una obra teatral de Josep M. Benet i Jornet, Testament, reescrita por el propio autor en lo que es su primer guión para el cine, sirve para que el director catalán Ventura Pons vuelva a un terreno que le es particularmente conocido, el mundo creativo del dramaturgo Benet, que ya había abordado anteriormente en la aclamada Actrius. La película se titula Amic / amat y se estrenará el próximo viernes en toda España. Pons, que considera que Benet i Jornet es "un lujo para nuestra cultura", confiesa que en la obra encontró todo lo que le interesa desde hace algunos años: "El intentar entender qué legamos a las generaciones futuras, el comprender quiénes son los que vienen detrás de nosotros, el contar una historia en la que no se hable sólo de opciones sexuales, sino sobre todo, y prioritariamente, de sentimientos". Un profesor de literatura medieval, homosexual y enfermo (Josep M. Pou); un colega (Mario Gas), antiguo amor platónico del estudioso y actualmente casado y aparentemente feliz; su mujer (Rosa Maria Sardà), antigua progre y ahora sólo aburrida ama de casa; la joven hija de ambos (Irene Montalà), que está viviendo el trauma de haberse quedado embarazada de un joven condiscípulo (David Selvas). Y el propio estudiante, un amoral intelectualmente brillante, impermeable a los sentimientos y que vive de vender su cuerpo. En el arco temporal de un solo día, en cuatro o cinco escenarios diferentes, estos personajes irán descubriendo qué son para los otros, asumirán su propio papel en la vida, no tendrán más remedio que aceptar pesadas herencias que les recordarán pasados errores. Y todo ello, en medio de la furia desatada de los sentimientos más auténticos y enfrentados. "Conozco a Benet i Jornet desde 1963, y aunque participamos en varias aventuras comunes a gentes de nuestra generación, sólo comenzamos a colaborar con Actrius, y ambos quedamos tan contentos que decidimos continuar. Benet aceptó revisar Testament -que dirigieron en teatro Sergi Belbel, en catalán, y Gerardo Vera, en castellano- e incluir alguna línea argumental nueva, como el personaje de Fanny, que en realidad proviene de otra obra de Benet, Fugaç", comenta Pons sobre la génesis de su último filme. "Apenas colaboré en el guión; tan sólo algún apunte menor, en todo caso, y la sugerencia de reutilizar algunos diálogos de la obra teatral que Benet, en su afán de comprimir y crear una historia nueva para otro medio, había dejado de lado. Pero todos los logros del guión, que no son pocos, son suyos", precisa. Igual que ocurría en Actrius, o en su última película, Carícies, también en Amic / amat se habla de la transmisión de conocimientos de una generación a otra, de las dificultades de comprensión que a veces los adultos sufren ante los jóvenes, del duro mundo en que éstos se mueven. "Me interesa cada vez más hablar a calzón quitado, más con el corazón que con la cabeza, de lo que sentimos. Me parece espléndido, por ejemplo, que dos hombres maduros puedan ponerse a hablar de su vida afectiva sin tapujos, tabúes o tonterías", confiesa Pons. "Y creo, igualmente, que a veces resulta difícil entender a quienes nos vienen detrás". Una vez abandonada su primera inspiración, la comedia, que cultivó durante años después de un comentado debut con el documental Ocaña, retrat intermitent (1978), Ventura Pons vive en los últimos años un fecundo periodo creativo, paradójicamente más reconocido en Cataluña, donde es uno de los pocos directores con una carrera continuada, y en el extranjero que en el resto de España. Además, es frecuente su presencia en festivales internacionales -Carícies se ha visto en 13 certámenes de todo el mundo-: de hecho, Amic / amat ha sido ya invitada al festival de Berlín, en febrero, mientras que este mismo mes de enero, el londinense Institute of Contemporary Arts (ICA) presenta una retrospectiva dedicada a la obra última del director, que ha sido objeto de homenajes más amplios en Bogotá, Tesalónica y, en febrero, también en Belgrado.