Maragall propone constituir un gobierno para la región metropolitana de Barcelona

Pasqual Maragall, candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, dará mañana la primera satisfacción a quienes le demandan que haga público su programa de gobierno. En una conferencia en Terrassa expondrá su visión de la región que forman Barcelona y las poblaciones de su entorno y propondrá un gobierno local conjunto para ese territorio. La propuesta va acompañada de un análisis de las ventajas y debilidades sociales y económicas del conjunto territorial y de las medidas a tomar para promover la actividad económica y la mejora social de sus habitantes.

La propuesta de Maragall está formulada en los siguientes términos: "Construir un gobierno regional de carácter local que ayude a la racionalización administrativa y a la gobernabilidad del territorio, a la mejora de los mecanismos de participación y a la gestión democrática del territorio regional". Maragall no diseña su actuación desde la excavadora que hace tabla rasa de lo existente, sino que aprovecha incluso la Ley de Organización Territorial para construir una Cataluña radicalmente distinta de la actual. Una Cataluña de las ciudades, para usar sus propias palabras. Este gobierno regional debe ser un "punto de encuentro entre la Administración territorial de la Generalitat y la Administración local". Las regiones, defiende Maragall, integran las diputaciones, suponen la desaparición de las entidades metropolitanas y transforman los consejos comarcales. Incluso se revisa la actual división comarcal al prever "la reconversión de las comarcas en unidades que tiendan a coincidir con las estructuras urbanas y con las áreas funcionales del territorio". "Estas nuevas comarcas tendrían", añade, "una escala más adecuada para la gestión de asuntos supramunicipales". Las funciones del gobierno regional serían: impulsar la colaboración institucional, devolver a los gobiernos locales la capacidad urbanística, representar los intereses de la región. Este gobierno "emana de los ayuntamientos", pero no es "una instancia de poder político autónomo entre los municipios y la Generalitat". Su objetivo es superar las "disfunciones" que se producen en el territorio por el "complejo panorama institucional". Estas disfunciones son: ineficiencia, producto de la descoordinación y falta de visión global; déficit democrático, debido a que no hay correspondencia entre donde la gente vive y donde elige sus representantes; costes sociales, derivados de la necesidad del reequilibrio social y económico; déficit institucionales, al perder el territorio capacidad de defensa de los intereses propios. Las medidas propuestas buscan potenciar el desarrollo, las infraestructuras, la calidad ambiental, vertebrar un nuevo modelo territorial y constituir un nuevo gobierno que "simplifique y racionalice la administración de la gestión". Al revisar las perspectivas de las infraestructuras, Maragall se define sobre el puerto, el aeropuerto y el AVE, pero también sobre aspectos más polémicos, como los peajes. El candidato propone la supresión de algunos (A-7 y A-17) y la reducción de otros, pero el mantenimiento del resto para que "la movilidad privada asuma, al menos, los costos que genera". Y no olvida proponer la revisión territorial de la fiscalidad. Maragall sugiere que la marca Barcelona acabe consolidándose de forma que arrastre tras sí otras marcas menos conocidas o prestigiadas, como Cataluña y España.