Ecevit se proclama vencedor de las elecciones turcas y entierra la política basada en la religión
"Los resultados revelan que en este país se ha acabado la época de utilizar la religión para hacer política", aseguró anoche el primer ministro turco, Bülent Ecevit, al conocer los primeros datos de las elecciones legislativas y municipales celebradas ayer. Al cierre de esta edición, con un 37% de los votos escrutados, se confirmaba el previsto liderazgo, con cerca de un 24%, del Partido de la Izquierda Democrática (DSP) de Ecevit y el ascenso del ultraderechista Partido de Acción Nacionalista, conocido como los Lobos Grises, que superaba el 17%. Los islamistas no pasaron de un discreto 16%.
"La primera novedad para nosotros es que hemos mejorado nuestros resultados en las zonas rurales", manifestaba pletórico Ecevit al filo de la medianoche. Con apenas un 20% de votos contados, el primer ministro celebraba también su mejoría en los comicios municipales. El DSP, que representa a la izquierda moderada, esperaba obtener un mayor número de alcaldes. "Lo que si constituye una sorpresa es el descenso del Partido de la Virtud", añadió Ecevit en referencia a la caída de los islamistas. No le sorprendió, sin embargo, que el Partido del Pueblo Republicano (CHP), a la izquierda del DSP, vaya a quedar fuera del Parlamento por no alcanzar el 10% de sufragios requerido por ley. El primer ministro consideró que era demasiado pronto para hablar de posibles coaliciones. En las últimas elecciones, en 1995, los islamistas que entonces se presentaban bajo las siglas del Partido del Bienestar (RP), ilegalizado en enero de 1998, fueron la fuerza más votada al obtener el 21,4% de los votos. Cemil Çiçek, vicepresidente del Partido de la Virtud (FP), que tomó el relevo al RP, reconocía esta madrugada su derrota.
En declaraciones a EL PAÍS en la sede de Maltepe, Çiçek insistió no obstante en las difíciles circunstancias en las que han tenido que realizar su campaña electoral. "Tres semanas antes de las elecciones, el fiscal general del Estado cursó otra denuncia para intentar ilegalizarnos. Mucha gente que estaba indecisa se vio influenciada por la idea de que el partido podría cerrarse", recuerda apesadumbrado. "Además, se ha difundido la idea de que aunque saliéramos como primer partido, no se nos iba a llamar para formar Gobierno", se duele.
"Puede ser beneficioso"
Cuatro horas antes, el líder del FP, Recai Kutan, había insistido en que, si salía ganador, pensaba formar Gobierno, pero que si quedaba más de cuatro o cinco puntos por debajo de lo que él esperaba, dimitiría. "Él esperaba entre el 22% y el 24%", reconoce Çiçek. Aún así, no se muestra derrotista. "Hasta puede ser beneficioso para el partido porque antes que nada estaba el problema de si íbamos a poder continuar o no en el juego político. Tal vez sea mejor para la normalización de Turquía", acepta sabedor del recelo que la posibilidad de que el islamismo volviera al Gobierno despertaba entre los poderes fácticos, muy en especial en el Ejército. La alegría contenida de los seguidores de Ecevit frente a la sede del DSP (donde había más equipos de televisión que partidarios del primer ministro) o el ambiente claramente preocupado que se respiraba en los alrededores de la mezquita de Maltepe contrastaban con la alegría desbordada de los simpatizantes delos Lobos Grises. Sevket Yahnici, su portavoz, declaró que ellos no estaban sorprendidos. Respecto a una eventual coalición, dijo: "Si sacamos entre el 11% y el 12% de los votos, no estaremos en condiciones de decidir, pero si llegamos a un 15% o 16% seremos nosotros quien dictemos las condiciones", aseguró.
Los otras formaciones de derecha perjudicadas han sido el Partido de la Madre Patria de Mesut Yilmaz, (que apenas superaba el 14% de los votos) y el Partido de la Recta Vía de Tansu Çiller (que obtenía un 11%).
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