Cumbre entre el Gobierno y los grandes bancos de Portugal
El jefe del Gobierno portugués, António Guterres, y el ministro de Finanzas, António Sousa Franco, se reunieron ayer con los presidentes de los grandes bancos nacionales, a excepción de António Champalimaud, para analizar la crisis abierta en el sector y preparar su estrategia de futuro tras el acuerdo entre el Banco Santander Central Hispano (BSCH) y el grupo Champalimaud. Los presidentes de cinco grandes bancos expresaron al Gobierno su "malestar" por dicha alianza y plantearon la adopción de un "pacto nacional" en torno a la Caixa General de Depósitos (la primera institución pública del país) para impedir la pérdida del control de su sistema financiero. La reunión tuvo lugar en el despacho del primer ministro, António Guterres, y a ella asistieron los presidentes de la Caixa General de Depósitos, João Salgueiro; del Banco Comercial Portugués (BCP), Jorge Jardim Gonçalves; del Banco Portugués de Investimento (BPI), Artur Santos Silva; del Banco Espírito Santo (BES), Ricardo Espírito Santo Salgado, y el del Banco Mello (BM), Vasco Mello. La oficina de prensa del primer ministro confirmó la reunión a este periódico, pero añadió que no había comentarios sobre su contenido.
"Pacto nacional"
Otras fuentes del Gobierno explicaron que los presidentes de estos cinco grandes bancos expresaron su "malestar y desagrado" por el acuerdo entre el BSCH y el grupo Champalimaud, lo que, a su juicio, supone una importante pérdida de control de su sistema financiero. El BSCH adquirió el pasado lunes el 40% del grupo Champalimaud a cambio del 1,6% del capital de la entidad española. El grupo Champalimaud, que controla el Banco Pinto & Sotto Mayor, el Totta & Azores y el Crédito Predial, pasó a ser la primera institución privada de Portugal tras el acuerdo con el BSCH. Durante la mencionada reunión, los presidentes de esos cinco bancos plantearon la necesidad de alcanzar "un pacto nacional" que asegure la protección del sistema financiero portugués y evite su caída en manos de los gigantes extranjeros, y especialmente los españoles.
La solución que obtuvo mayor consenso fue la creación de un consorcio financiero en torno a la Caixa General de Depósitos con la colaboración del BCP y el BPI, en el que no se descartaron las alianzas concretas con grupos españoles como el Banco Bilbao Vizcaya (BBV) o Argentaria. La asociación de algunos grupos privados con la Caixa General de Depósitos impediría, según sus estatutos, cualquier tentativa hostil de compra, una de las estrategias diseñadas por el propio Gobierno socialista de Lisboa para mantener dicho control.
Los máximos responsables de los citados bancos reconocieron la "vulnerabilidad" de su sistema financiero y se comprometieron a avanzar en el diálogo para alcanzar una solución urgente.
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