Rusia, desabastecida de combustible El Gobierno pide a las grandes petroleras que aumenten la producción
El Gobierno ha pedido a las grandes petroleras que aumenten su producción para acabar con el desabastecimiento del mercado interno de combustible. A cambio, el primer ministro, Serguéi Stepashin, se compromete a no intervenir para evitar la subida de precios, aun a riesgo de un repunte de la inflación. En las estaciones de servicio de Moscú, la gasolina de 95 octanos aún no sobrepasa las 40 pesetas por litro, y se mantiene el abastecimiento. Pero por ejemplo en Sochi, principal centro de vacaciones de Rusia, anda ya por las 55, y sólo se puede conseguir en el mercado negro o tras colas interminables. Comparados con los precios europeos, los rusos pueden parecer ridículos, pero hay que tener en cuenta que el sueldo medio en este país es de unas 8.000 pesetas mensuales. La situación es preocupante. Hay ciudades como Vladivostok (en el Extremo Oriente) en las que se están introduciendo cupones de racionamiento. En Arjangelsk (en el Ártico) se ha interrumpido el servicio de agua caliente. En las regiones más aisladas del Gran Norte, donde las temperaturas llegan a los 55 grados bajo cero, peligra el abastecimiento vital para aguantar el invierno. El monopolio eléctrico amenaza con aumentos de tarifas. Puede que la sangre no llegue al río, pero la situación es grave y, en el mejor de los casos, terminará haciendo más difícil la vida para la mayoría de la población. La clave del problema es, paradójicamente, una buena noticia: la subida espectacular de los precios internacionales del petróleo, principal producto de exportación de Rusia y salvadora fuente de divisas en un país casi en bancarrota. Los combustibles también han subido en el mercado interno en el último año en torno al 100% (más o menos lo mismo que la inflación), pero salarios y pensiones apenas se han movido. Con subida y todo, a las grandes compañías petroleras no les interesa el mercado interno, sobre todo después de acordar con el Gobierno el pasado 16 de junio, junto a las principales compañías de los sectores clave de la economía, que no iban a disparar los precios. Prefieren vender al extranjero, al contado y a cerca de 20 dólares el barril. El "acuerdo de caballeros" que forjó el jueves Stepashin con los barones del petróleo intenta desactivar lo que él mismo calificó de "bomba de relojería", y, según algunos comentaristas, podría costarle el puesto si Yeltsin necesita una cabeza de turco.
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