CUENCA, REDUCTO DE SALVACIÓN...
Quizá sean pocos los que confíen en las catastrofistas visiones que se hacen en torno al eclipse de Sol y las consiguientes predicciones sobre el fin del mundo. Pues los más supersticiosos ya tienen solución: visitar Cuenca, ya que la catedral de esta ciudad podría ser el único lugar del mundo que albergara una esperanza para la salvación de los desesperados. Así lo ha deducido Rodrigo de Luz Lamarca, arquitecto y estudioso de la catedral conquense, quien ha llegado a la conclusión de que éste es el lugar donde se guarda el Santo Grial, y que es allí donde, "en el cataclismo final", el templo no será destruido ni los que allí lleguen a resguardarse. La explicación la fundamenta De Luz Lamarca en una profunda investigación, remontándose al origen templario de la catedral, construida sobre una iglesia paleocristiana atribuida al apóstol Santiago, que, teniendo en cuenta el nombre de la ciudad -la antigua Conca se identifica con "concha"-, le hace pensar a Rodrigo de Luz que lo que verdaderamente buscaba el apóstol no era Compostela, sino Cuenca, y que es ahí donde finaliza el Camino de Santiago. De Luz, que ha estudiado también el libro del Apocalipsis y a Nostradamus, considera que ambos documentos se refieren a un templo en el que al final de los tiempos el que allí se cobije se salvará, y hace referencia a símbolos de la catedral descritos en el Apocalipsis como la explicación que hace de la Nueva Jerusalén, es decir, la puerta de salvación, "tenía doce puertas; en las doce puertas, doce ángeles...". Según el estudioso, 12 son los huecos del triforio y 12 los ángeles que se corresponden a la promesa apocalíptica. Además, el investigador se fija en que uno de esos ángeles, que, mientras el resto están serios y con un libro en la mano, sonríe y tiene en su seno una copa, por lo que cree De Luz que allí se oculta el mensaje sobre el Grial escondido. Hay más evidencias que, según De Luz, ponen de manifiesto el secreto que encierra la catedral de Cuenca, ciudad cuyo escudo es una copa, y sobre ella, una estrella de ocho puntas, y cuya patrona es una de las vírgenes negras, la Virgen de La Luz.-
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