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El 'caso del lino'provoca reservas en el Parlamento Europeo sobre Loyola de Palacio

Xavier Vidal-Folch

Ni fusilamiento ni ovación; libertad vigilada. La vicepresidenta designada de la próxima Comisión Europea, Loyola de Palacio, sufrió ayer ante el Parlamento Europeo un serio desgaste político por el caso de las subvenciones comunitarias concedidas en España al cultivo del lino cuando era ministra de Agricultura. Socialistas, liberales, verdes y conservadores británicos hostigaron a De Palacio por ese asunto en la primera audiencia parlamentaria previa a la investidura. Muchos expresaron reservas frente a ella en un clima tan polémico que aplazó hasta hoy la redacción del texto sobre la comisaria.

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El luengo examen parlamentario -tres horas- a la aspirante fue tenso, pero no trágico. Rotunda en su autodefensa, tensa en su actitud facial, firme en sus escuetos y reiterados argumentos, enérgica ante el peligro, De Palacio no logró sin embargo convencer a la totalidad de los miembros de las comisiones de Política Regional, Turismo y Energía, reunidas conjuntamente.En una posterior y polémica sesión cerrada, los parlamentarios no lograron ponerse de acuerdo en el texto de la carta de recomendación que deben tramitar sobre la idoneidad de los futuros comisarios. El aplazamiento a hoy deteriora así la imagen de la española en su entronización bruselense. El texto básico daba el visto bueno general a De Palacio, aunque subrayando que "una parte" de los eurodiputados expresaba "dudas" sobre la capacidad que ha acreditado a la hora de controlar a los funcionarios bajo sus órdenes, habida cuenta del precedente del caso del lino en España.

Los socialistas propusieron endurecerlo añadiendo el adjetivo "severas" al sustantivo "dudas". Los populares querían eliminar la mención crítica. Izquierda Unitaria y Verdes fueron más radicales: otorgaban el plácet a la comisaria en cuanto a sus carteras de Transporte y Energía, pero propugnaron suspender su asunción de la responsabilidad de las relaciones de la Comisión con el Parlamento Europeo hasta que concluyan las investigaciones de la Fiscalía Anticorrupción española y del Organismo de Lucha contra el Fraude (OLAF) comunitario sobre el caso del lino.

Revés de la aspirante

La bisoñez del presidente de la sesión, un democristiano griego portador de un apellido de resonancias musicales, Costas Hadzidakis, que indujo a la votación para hacer desaparecer las críticas del texto, perjudicó aún más a la aspirante. El socialista Giorgio Napolitano recordó que reglamentariamente había que llegar a consenso sin votación, y Hadzidakis se negó a un texto de luz verde conteniendo una reserva de tono menor, lo que amplifica el problema para la exministra española, al aplazar la decisión. La ausencia del hábil portavoz popular español, Gerardo Galeote, posibilitó este revés para su causa. Si finalmente hoy no hay consenso, sólo habrá votación indicativa, un mal comienzo tanto para la Comisión de Romano Prodi y su vicepresidenta como para la neófita Cámara.Pero anoche empezaba a fraguarse un inicio de consenso sobre que el dictamen recogerá las "reservas" a las capacidades de De Palacio, si bien una gran parte la apoya, pues considera que el resultado de la audencia celebrada ayer fue "globalmente positivo". Es decir, aprobado muy raspado, o incluso provisional. La precariedad de esta calificación sobrevino tras una sesión que, aunque crítica, no llegó a tormentosa. Siete eurodiputados -ninguno de ellos español- interrogaron a De Palacio sobre su responsabilidad política en el caso de las subvenciones al lino. Todos, insatisfechos, repreguntaron en réplicas y dúplicas. El laborista británico Brian Simpson recordó que "el escándalo afecta a dinero comunitario". El liberal Paolo Costa le exigió "garantías" de que "su comportamiento será correcto". El verde holandés Theo Bowman se interesó por su proganismo en las investigaciones. "¿Conocía o desconocía usted esta estafa; si no la conocía es que fracasó en su labor de control; si la conocía ¿por qué no dimitió como ministra?", le apretó el conservador británico Atkins. "¿Cómo estaremos seguros si ocurriera algo parecido?", redobló.

Responsabilidad política

Frente a todos ellos y algunos otros, prácticamente sin variar una coma ni un aliento, De Palacio se escudó en que el Parlamento español ya la ha exonerado de responsabilidad política en el fraude tras las sesiones de la comisión de investigación específica: parecía que reenviaba a los eurodiputados ante sus colegas parlamentarios nacionales para que éstos se explicasen por ella. Aseguró que el caso "saltó a la prensa después de que apareciera mi candidatura" a la Comisión y como parte de la "campaña electoral" de la oposición, "un montaje de cara a las elecciones". Minimizó la responsabilidad de sus colaboradores, arguyendo que sólo uno ha dimitido y que los otros implicados no eran beneficiarios directos de las subvenciones, sino que lo eran sus esposas o hijos.Y trató de convencer a la audiencia asegurando que "la lucha contra la corrupción es esencial para mí" y que ella la practicó creando una comisión coordinadora de las comunidades autónomas, a las que "corresponde la gestión, control y pago de las subvenciones".

Contrastando con la "actitud defensiva" que le atribuyó el socialista austriaco Hanis Sbovoda, el comisario de Agricultura, el también popular Franz Fischler, explicó con más detalle los problemas del descontrol presupuestario, encajó críticas, evitó réplicas y salió en general mejor parado, pese a la inquina que dispensan los diputados populares alemanes a los cuatro miembros de la Comisión Santer que repiten en el equipo de Prodi. Cuestión, quizá, de experiencia europea.

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