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Historias de Martí Gómez

Homenaje a José Martí Gómez (Morella, 1937), ayer, en el Colegio de Periodistas, en Barcelona. Es el primer agasajado del ciclo Ofici de periodista, que cada año se propone destacar la labor de un profesional insigne. Por los pasillos de la profesión se comenta que a ver quién es el guapo que va de segundo sin que la iniciativa decaiga. Sobre el primero no ha habido dudas.Presenta a Martí Joan de Sagarra, con quien el homenajeado comparte espacio en Ràdio Barcelona. El espacio se llama Saló de fumadors. Martí y De Sagarra acceden a la sala de actos con sendos Punch de Punch encendidos. La sala está llena: veteranos del oficio y aspirantes a veteranos del oficio, más de éstos que de los primeros, lo cual proporciona al acto aquella alegría.

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Sagarra: "Mae West decía: "Cuando soy buena, soy buena; pero cuando soy mala, soy mejor". Martí tiene muchos amigos, pero cuando hace de periodista no es buena persona, porque éste no es un oficio de buenas personas. Martí cree en las historias. Rudyard Kipling aconsejaba: "The story before the point", la historia antes que el significado de la historia".

Martí se pone entonces a explicar historias, tras haber avisado de que nadie espere de él una clase magistral sobre el oficio.

Historia 1, de la imposibilidad de ser director: "Yo trabajaba en el diario Mediterráneo y hubo una manifestación en la Via Laietana, a raíz de la cual fueron detenidos unos curas. El director tituló Sacerdotes en la Via Laietana. Expresé mis dudas sobre ese título y él me preguntó cómo titularía yo. "La policía detiene a unos sacerdotes", contesté. "Martí, tú nunca serás director", me oí decir. Y no lo he sido".

Historia 2, del periodismo de calle: "Andreu Rosselló había estado mucho tiempo trabajando como redactor de mesa en El Correo Catalán, pero siempre había reclamado hacer trabajo de calle. Un día el director le anunció: "Mañana empiezas como reportero". Ese día era el 18 de julio de 1936. El diario cerró y Rosselló no se reincorporó hasta años después. Era el director del Correo cuando yo entré . Y me aconsejó: "Pep (él me llamaba Pep), sé siempre reportero".

Historia 3, de las presiones del poder: "A principios de los setenta pensé en dejar el oficio. Escribí una información sobre Banca Catalana y Pujol la censuró. Me convocó para darme explicaciones: si aquello se publicaba, Cataluña saldría perjudicada, me amonestó. Mientras me daba sus razones, iba encendiendo las cerillas que yo había dejado sobre la mesa y tirándolas a su espalda. Con tanta pirotecnia no había forma de que me concentrara en lo que me decía. Pensé que los espacios para trabajar con independencia iban a ser cada vez más reducidos. Pero no dejé la profesión. Es la profesión más bonita del mundo. Además de vivir tu vida, vives la de muchas personas más".

Historia 4, de las viejas redacciones: "En las viejas redacciones pasaban muchas cosas, quizá porque las ediciones se cerraban a una hora civilizada: a las cuatro de la madrugada. Ahora se hacen diarios mejores, pero las redacciones son una mierda. Falta vida, hay demasiado silencio. No circulan historias. En la BBC acabaron poniendo por los altavoces ruido de conversaciones".

Historia 5, de lo de hoy: "Tengo 62 años. Cada vez tengo más miedo de equivocarme. Cada vez estoy más acojonado. Se lo dije hace poco a Fernando Fernán-Gómez cuando le entrevisté. Miro entrevistas que he hecho hace tiempo y considero que he sido injusto. Estoy en la fase del miedo. No sé si acabaré como Barnard , bebiendo sin parar en un pub del Soho, como ha explicado Enric González . Eso sí, pretendo seguir indignándome cada día".

Historia 6, o Les copains d"abord: "La amistad es lo más importante. Yo no aspiro a nada más que a seguir teniendo amigos. Joaquín Garrigues-Walker, poco antes de morir, me envió una nota que decía: "Cuando uno se va, sólo hay una cosa que valora: haber tenido buenos amigos".

Historia 7, de la hora de la comida. "Un cura del Solsonès tuvo mucho trabajo un día de Pascua. Tenía que decir misa en muchas parroquias. A la última llegó pasadas las dos de la tarde. Le esperaban sólo dos excursionistas, pues el resto de los parroquianos se habían ido a comer. El cura les dijo: "Dicen que hoy ha resucitado Nuestro Señor. Pero a mí me da igual, porque lo que tengo ahora es hambre. De manera que ite missa est".

Eran las dos de la tarde y la clase magistral de Martí Gómez concluía en el Colegio de Periodistas.

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