Comienza el juicio contra el 'número dos' del socialismo francés
El fundador del Manifiesto contra el Frente Nacional y número dos del Partido Socialista francés, Jean-Christophe Cambadélis, compartió ayer el banquillo de los acusados con un antiguo miembro del partido ultraderechista, a quien se le atribuye haber desviado fondos destinados a los hogares de acogida de los trabajadores inmigrantes. Políticamente, la situación de Cambadélis resulta tan escandalosa que se comprende que el alto dirigente socialista se haya declarado "de vacaciones" mientras dure el proceso. En la apertura de la vista, en un intento por desmarcarse de su antiguo patrón y tratar de reducir los daños a su partido y a lo que representa, el número dos del PS tomó asiento junto a los tres inmigrantes africanos que ejercen la acusación particular, como si quisiera marcar su verdadero campo al tribunal, teñirse de la negritud y de la condición de las víctimas.El Tribunal Correccional de París le acusa de "complicidad en abuso de bienes sociales", de haber percibido 442.000 francos (11 millones de pesetas) por un trabajo que no efectuó. En suma: de haber ocupado un "empleo ficticio", de haber participado de la misma epidemia que mantiene ahora a buena parte de la clase política francesa en cuarentena judicial.
El caso Cambadélis ilustra lo duro que debe ser para un político encontrarse, de la noche a la mañana, descabalgado y en la calle, pero muestra también que los procedentes de esos medios son gente de recursos. Como tantos otros de sus correligionarios, el alto dirigente socialista perdió su escaño de diputado en la debacle electoral de 1983, pero en muy poco tiempo encontró dos trabajos a media jornada.
Antiguo trotskista, el número dos del PS ha sostenido a lo largo del proceso de instrucción que el dinero que percibió durante el periodo comprendido entre marzo de 1993 y septiembre de 1995 es la justa correspondencia a su trabajo como "consejero de estrategia e imagen" en AGOS. Su problema es que ninguno de los empleados de esa filial recuerda haberle visto pisar la empresa y tampoco existe prueba documental que dé cuenta de sus actividades.
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