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Las depuradoras liberan a los ríos elementos que provocan el cambio de sexo de los peces

Un estudio del CSIC revela que las estaciones de tratamiento generan nuevos contaminantes

Las depuradoras de aguas urbanas que reciben vertidos industriales generan nuevos contaminantes que pueden afectar gravemente la calidad ambiental de los ríos. Un estudio firmado por investigadores del Instituto de Investigaciones Químicas y Ambientales de Barcelona (del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC) y efectuado en estaciones de tratamiento de ríos catalanes, demuestra que estas depuradoras son altamente ineficaces para los vertidos industriales. Para algunos productos, en especial jabones de uso industrial, el estudio revela que la acción de las depuradoras induce la formación de nuevos contaminantes que afectan al ciclo sexual de determinadas especies y provocan el cambio de sexo en peces.

Los resultados del estudio, que se publicarán en la revista Analytical Chemistry, ponen de relieve, en opinión de Damià Barceló, coordinador de las investigaciones, que las medidas tomadas para paliar los efectos de la contaminación industrial en los ríos españoles "son insuficientes", por lo que "debe replantearse" tanto el uso de determinados productos en la industria como el tratamiento de sus vertidos.Según la legislación española, las empresas pueden verter directamente a los ríos determinados compuestos tras solicitar el permiso correspondiente. En la mayor parte de los casos, suele tratarse de jabones de uso industrial cuya toxicidad queda minimizada tanto por el efecto de su disolución en el agua (se reduce su concentración al menos a la décima parte) como por el posterior tratamiento de las estaciones depuradoras instaladas en núcleos urbanos y cuya eficacia suele cifrarse entre el 80% y el 90%. Según se ha podido demostrar ahora, este tipo de jabones no sólo no desaparecen del medio acuático, sino que sus productos derivados aumentan en concentración tras su paso por la depuradora.

Los trabajos que llevan a esta conclusión se iniciaron hace más de dos años en ríos catalanes y portugueses que atraviesan zonas altamente industrializadas. El plan inicial era desarrollar metodologías de análisis que permitieran determinar con precisión la presencia de contaminantes orgánicos de origen industrial antes y después de su paso por una depuradora urbana. En una primera fase, cuyos resultados se presentaron en abril pasado, los investigadores constataron hasta 33 contaminantes orgánicos en aguas del río Anoia a su paso por Igualada. Entre ellos, y en proporciones "alarmantemente altas", según los investigadores, se hallaron altas concentraciones de nonilfenol etoxilato (NPEO) en aguas residuales generadas por la industria de la piel, y de polietilén glicol (PEG) y etoxilatos de alcohol (AEO), además de bencenos, naftalenos y ftalatos de origen principalmente textil. Buena parte de estos compuestos surgen de la degradación de jabones industriales empleados en la limpieza de maquinaria y circuitos o de productos textiles y de pieles.

Los resultados demuestran que las depuradoras urbanas logran eliminar buena parte de estos productos, pero también que inducen a la formación de subproductos que alteran el equilibrio hormonal de los peces.

Los subproductos hallados forman parte del grupo de los nonilfenoles. En muestreos realizados en el río Anoia (antes de la depuradora urbana, inmediatamente después y a varios kilómetros de distancia) se ha comprobado cómo se incrementan notablemente antes y después del tratamiento. En concreto, se ha cuantificado la presencia de nonilfenol antes del tratamiento en un 11%, y en más del 68% tras el mismo. La presencia de distintas formas de NPEO se reduce de casi el 90% a cerca del 30%. Del mismo modo se ha detectado su presencia en los fangos producto de la depuración. Parte de éstos suele emplearse en tareas agrícolas o para la producción de compost.

Todos estos compuestos, según diversos estudios, presentan efectos estrogénicos. En el caso de la fauna fluvial, como se había demostrado con anterioridad en ríos británicos, alemanes y estadounidenses, inducen al cambio de sexo a ejemplares macho de determinadas especies, en especial la trucha. El equipo dirigido por Barceló ha demostrado ahora que ese mismo efecto se produce en la carpa. Es la primera vez que se observa este fenómeno en España.

Las elevadas concentraciones provocan alteraciones del sistema reproductor de los peces, además de la adquisición de atributos femeninos; esto es, los peces macho se feminizan y pierden su capacidad para procrear, con lo que la población se extinguirá en pocas generaciones.

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