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La policía dice ahora que no hostiga a los "chaperos" de Legazpi, sino que les protege

Un oficial de la Policía Municipal ordenó por escrito a sus subordinados, a finales de septiembre, que "trataran de evitar" que grupos de muchachos que ejercen la prostitución, conocidos como chaperos, se instalaran en una zona cercana a Legazpi. Sin embargo, la Policía Municipal señaló ayer que "la finalidad de la orden no era impedir la práctica de la prostitución, sino prevenir delitos que pueden cometerse a las propias personas que la ejercen". La policía se comprometió "a clarificar las órdenes para no causar molestias a quien libremente ejerce dicha actividad".

La orden policial, firmada el 30 de septiembre por el oficial José Ángel Estebaranz, de la unidad de seguridad que atiende los distritos de Arganzuela, Villaverde, Latina y Carabanchel no dejaba lugar a ambigüedades: "Con motivo de haberse detectado en las proximidades de la calle del Maestro Arbós y la M-30 prostitución masculina, se procederá por parte de los patrullas de su turno, asignados al distrito de Arganzuela, a realizar visitas esporádicas por la zona para tratar de evitar en lo posible ésta".En otro escrito la jefatura de Relaciones Externas de la Policía Municipal asegura ahora: "Aún reconociendo que en la redacción de dicha orden no se emplearon los términos más adecuados, la finalidad de la misma no es otra que la de intensificar la vigilancia de la zona, de cara no a impedir la práctica de la prostitución, sino a prevenir la comisión de algunos delitos (...)".

En la calle del Maestro Arbós, paralela a la M-30 se agrupan jóvenes para ejercer la prostitución masculina desde hace varios años. Se suelen juntar cada día cerca de 20 o 30 jóvenes. Los clientes acuden siempre encoche. Durante la madrugada, el tráfico se intensifica debido a la cercanía de varias saunas.

Oposición municipal

La oposición municipal (IU y PSOE) cargó ayer contra el equipo de Gobierno del alcalde, José María Álvarez del Manzano, tras conocer por EL PAÍS la existencia de la orden que impelía a los agentes a evitar la prostitución masculina.

Marisa Castro, concejal de IU, denunció "la incompetencia del PP para poner en marcha desde el Ayuntamiento de Madrid políticas sociales integradoras". Castro añadió que, según ella, el equipo del alcalde "antepone en este caso intereses urbanísticos a los derechos sociales de los chaperos". También el concejal socialista Carlos López-Riaño criticó la actuación del PP para solucionar problemas como la prostitución: "No hay nada peor para esta ciudad que un Gobierno municipal como éste, que toma decisiones sobre asuntos que no comprende".

El edil del PSOE añadió: "Estas decisiones tan importantes [perseguir o no la prostitución masculina] las deben tomar los políticos y nunca los policías". En cualquier caso, López-Riaño considera que la última medida que debe adoptar el Ayuntamiento en este asunto es la de "plantar vigilancia policial donde se produce el fenómeno de la prostitución porque se está hablando de un problema social y en muchos casos de explotación humana".

Tanto IU como PSOE han asegurado que van a pedir a la concejal de Seguridad, María Tardón, más información sobre el hecho.

La concejal Tardón, que el mes pasado se mostró partidaria de legalizar y regularizar la prostitución, ha eludido comentar el incidente y se remitió a la nota de la Policía Municipal.

En esta nota la policía reconoce que "tiene pleno conocimiento de que la práctica de la prostitución no es ilegal", per añade que "sí lo es la inducción, el favorecimiento o la facilitación a personas menores de edad o incapaces, hecho que puede llegar a producirse".

La nota prosigue diciendo que "todas estas situaciones, recogidas en el Código Penal, deben ser objeto de vigilancia policial y de ahí el origen y verdadera finalidad de las instrucciones aludidas".

"Intimidamos a los chicos"

Varios agentes municipales encargados de patrullar por la zona manifestaron a este periódico que, dado el lugar recóndito utilizado por los muchachos para ejercer la prostitución, no se generan ningún tipo de conflictos en la zona. "Los chicos nos ven y dicen que les espantamos los clientes, ya que nuestra presencia les incomoda e intimida", dijo un policía el viernes.

Andrés de la Portilla, presidente de la asociación Transexualidad Clínica y portavoz de Gay Respuesta manifestó ayer que la calle del Maestro Arbós "no es zona de prostitución masculina". "Las zonas de este tipo de prostitución", añadió "son el paseo de Recoletos, la calle de Almirante, y algunos bares de Chueca; no me extrañaría que algunos dueños de terrenos o especuladores hubieran denunciado a la policía que existía prostitución con la intención de revalorizar esta zona. A la calle del Maestro Arbós van, sobre todo, camioneros bisexuales y mariditos" [hombres casados en busca de una aventura diferente].

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