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Manel EstiarteAbanderado español en Sydney, sus sextos Juegos Olímpicos

"Lo fundamental en el deporte es saber leerlo"

Manel Estiarte cumplió 38 años el pasado 26 de octubre. El mejor waterpolista de la historia ha ganado todos los títulos y, después de 23 temporadas en la élite, está en la última de su deslumbrante carrera deportiva. Llevará la bandera española en Sydney, en sus sextos JJOO.Manel Estiarte pasará a la historia como uno de los genios que ha dado el deporte español. Todos los títulos posibles, más de 500 partidos internacionales jugados, una cifra mucho mayor con clubes y por encima de los 1.500 goles marcados, en una estadística que lleva su madre. Un ejemplo perfecto del que quiso ser el mejor deportista y el mejor profesional, y logró ambas cosas. Con inteligencia y con trabajo duro. Porque valora las ayudas, como el ADO desde Barcelona 92, pero cree que de nada serviría todo ello sin el esfuerzo personal. Él mismo se pone como ejemplo. No importa que su físico parezca de los más endebles entre la élite de su deporte. Es el Wayne Gretzky español, comparable al más legendario jugador del hockey hielo, retirado el pasado año y que suplía con habilidad y técnica la potencia casi habitual en uno de los deportes más duros.Estiarte fue pionero en triunfar en Italia en un deporte aparte del fútbol (tras Suárez, Del Sol o Peiró, y antes que Rafa Pascual en voleibol). Allí se pasó 14 años y formó en Pescara su familia, su mujer, Silvia, y sus dos hijas, Nicole y Rebecca, de nueve y seis años. Pero surgió una buena oferta económica y deportiva, y quiso vivir de cerca el cariño de su país para despedirse. Y lo está percibiendo. Le va muy bien en el Atletic Barceloneta Adecco y sobrelleva la soledad personal, alejado de los suyos. Fue una decisión dura, pero no se ha arrepentido. No olvida nunca que es español, y su Manresa natal, aunque se ha acostumbrado a Italia. Y volverá a allí después de cumplir su último sueño, la guinda del gran pastel: llevar la bandera de la delegación española en Sydney 2000, en sus sextos Juegos Olímpicos, desde los primeros en Moscú 80. Sólo el jinete Luis Álvarez Cervera lo ha alcanzado, pero en un deporte mucho menos exigente físicamente.

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Pregunta. ¿Cómo lleva los meses de regreso a España?

Respuesta. Muy contento, en dos sentidos. El deportivo, sensacional más allá de los resultados aunque estamos cumpliendo todos los objetivos. Vamos primeros en la Liga, estamos en semifinales de la Copa LEN y hemos ganado la Copa Rey. Pero aunque acaben mal las cosas el club se está comportando muy bien. Hay un gran ambiente, muchas ganas e ilusión, y se trabaja muy bien con los chavales. Pero está claro que todo lo bueno tiene su contrapunto y es una cosa que ya sabía, como mi mujer. Sabíamos que habría momentos difíciles por la soledad. Siempre que el entrenador me da permiso dos días voy y vuelvo, pero siempre son azucarillos, es probar sólo la familia y al momento volver a irte. Se hace difícil aunque hay cosas que me ayudan mucho, el equipo y las ganas, que se está trabajando muy bien, y que es el último año. Es como decir, 'venga, hazlo bien'. Como me dijo mi mujer, haz bien las cosas, saboréalo al máximo, porque ya no habrá un Manuel Estiarte para el waterpolo después del último partido de los Juegos Olímpicos.

P. ¿No se ha arrepentido de la elección, entonces?

R. La tomé sabiendo que me encontraría con ésto, pero es que incluso estoy más sorprendido y gratamente. Sabía que mejor que en España no podría saborear en un lugar el último año, pero no por los resultados, sino por todo lo que te rodea, la gente, las piscinas, el momento, el club, cada día los niños que se te acercan te dan la mano, los medios de comunicación, los patrocinadores... todo. Pero me ha superado. En Italia estaba muy cómodo, pero ya llevaba 14 años allí. Era muy bueno familiarmente, y allí volveré, a Pescara, pero deportivamente me costaba encontrar estímulos, la chispa, y tenía la esperanza, la corazonada, de encontrarlo tomando esta decisión. Y me vine, digamos la verdad, por una oferta económica, con un patrocinador valiente que dijo vamos por este jugador y lo traemos.

P. Dice estar sorprendido por el cariño y la popularidad que ha despertado, pero hablamos de waterpolo. ¿El tirón es sólo por usted?

R. Este es el pero. Yo estoy disfrutando de ésto. Los cuatro o cinco privilegiados de este gran equipo nacional están saboreando un poco ésto. Todo lo demás sigue siendo un deporte aún con muchas dificultades. No hay estructuras ni waterpolo importante fuera de Catalunya, salvo un gran equipo en Madrid y otro en Canarias. Territorialmente falta mucho. Pero, bueno, también hay cosas positivas. Yo y este equipo nacional hemos hecho todo lo posible por el waterpolo. Hemos dado sangre y más de lo que se nos podía pedir. Desde el año 90 hemos jugado siete finales continentales. Y si miro toda la historia de los deportes de equipo españoles en el siglo nadie lo ha conseguido. Lo hemos hecho todo en una década, dos finales olímpicas, tres mundiales y una europea. Quiero seguir ilusionado pensando que hemos sembrado y que algún día, sin querer ser un fútbol o un baloncesto, surja como en Italia un gran waterpolo por todo el territorio español que recuerde: aquel equipo fue grande.

P. ¿Cómo se puede haber llegado a tanto en un deporte donde con 1,76 es ser bajito?

R. Bueno, de hecho la frase que he oído de mucha gente cuando salía de la piscina es: "parecía que era más alto, si es muy pequeño". Yo creo que en todo deporte lo primero y fundamental es leerlo, entenderlo. Si lo haces tienes que ser lo suficientemente inteligente y humilde para saber qué es lo que puedes hacer y lo que no. Yo no puedo coger del brazo a muchos, pero sí dar dos vueltas a su alrededor. Y a partir de ahí, todo lo demás. Y luego hay otro punto. La gente dice que es algo natural. Vamos a discutirlo si es natural. Yo tenía nueve años y me iba a las seis de la mañana a la piscina con mi hermana, que en paz descanse, y antes de ir al colegio ya me había hecho dos horas de natación. Y acababa el colegio por la tarde y me iba otra vez a la piscina. Y cuando llegué a los 14 años mis amigos se iban a fumar al bar y yo me iba a la piscina. Y cuando tenía 18 se iban a la discoteca el jueves y yo me iba a la piscina. Hay mucho de natural, pero también mucho trabajo.

P. En Sydney, sextos Juegos, abanderado...

R. Suena tan bonito. Es que si uno escribe un libro, no puede ser mejor. Es que vas de protagonista, de equipo campeón, con posibilidades de ganar medalla, aunque luego quedemos octavos. Pero el que nos quiera ganar va a tener que sufrir mucho, no como en Moscú donde sabías que con cuatro o cinco equipos era jugar para perder. Ahora vas de protagonista, notas que el Comité Olímpico y los deportistas te consideran. Pero el éxito es que el waterpolo está delante de todos los deportes. No con egoísmo, con humildad, pero delante. No pueden ir 13, bueno, voy yo que soy el capitán y esto es lo genial.

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