Dirigentes de IU exigen responsabilidades, cambios con consecuencias políticas y no "lavados de cara"

En Izquierda Unida de Andalucía llueve sobre mojado. La XII asamblea andaluza de noviembre cerró en falso una crisis larvada desde las autonómicas de 1996 y ahora las espadas están en alto para pedir responsabilidades y cambios profundos. El proceso será difícil y traumático en una organización seriamente tocada por la sucesión de batacazos electorales y unas relaciones personales muy deterioradas.El candidato y coordinador, Antonio Romero, despejó ayer la posibilidad de celebrar una asamblea extraordinaria en verano, como habían planteado algunos dirigentes, y aseguró que el órgano indicado para resolver la crisis es el Consejo Andaluz. "No voy a dimitir", reiteró, "si tengo que dejar el cargo será por una decisión colectiva, pero el problema no creo que sea el quítate tú para ponerme yo". Romero adelantó que en la reunión que celebrará la Ejecutiva de mañana, donde se abordará la caída de 278.252 votos (de 13 a 6 escaños), defenderá que el pacto con el PSOE "nos ha salvado de algo peor". El coordinador también recordó que, a su favor, hay que tener en cuenta que el porcentaje de votos de Andalucía, tanto en autonómicas como en generales, es mejor que en el resto de España.

La tranquilidad de Romero contrasta con la de otros dirigentes de la federación, quienes plantean que es necesario un análisis riguroso de la situación con cambios y consecuencias políticas: "Nada de lecturas benignas o lavados de cara, con excusas de todo tipo, culpando a la abstención y a la ola conservadora que nos invade del desastre", comentó uno de ellos. Rosa Aguilar, alcaldesa de Córdoba, fue la primera en disparar en esta dirección: "Lo importante es que asumamos el varapalo, con responsabilidades, y llegar hasta donde haga falta llegar". El coordinador de Huelva, Diego Valderas, que se ha quedado fuera del Parlamento, puso su cargo a disposición de la organización y reclamó también un "cambio más profundo".

Las minorías salen

El líder del CUT, Juan Manuel Sánchez Gordillo, aprovechó para arremeter contra la estrategia de alianza con los socialistas, a la que se opuso desde un principio sin tapujos. Según el CUT, la minoría más mayoritaria de IU después del PCA, el pacto con el PSOE y la actitud suplicante de Romero han sido las causas de la caída de la federación. Sánchez Gordillo piensa ya en dimisiones, aunque no quiso precisar en cuáles. Al alcalde de Marinaleda no le preocupa mucho haber perdido el escaño en el Parlamento, sin el que su partido queda fuera de la Cámara autonómica.

Tampoco el PASOC, la otra minoría significativa de IU, tendrá representación, tras la pérdida del segundo escaño por Málaga que ocupaba Andrés Cuevas. Romero, que concurría con está provincia, es el que más votos ha perdido al pasar de 108.000 a 56.000.

Para otros dirigentes de IU, las causas del hundimiento de su partido no hay que buscarlas tanto en el pacto con el PSOE como en una política equivocada desde hace cuatro años. Este sector es especialmente duro con Romero, a quien acusa de haber hecho una campaña electoral "horrorosa", con un discurso "sin pies ni cabeza" y extremadamente personalista. Aseguran que el candidato se saltó las directrices de la Ejecutiva y ha hablado más de Francisco Frutos que de Andalucía, con un único mensaje "mendicante" hacia Manuel Chaves: "No ha convencido a los reticentes, y los que creían en el pacto se han asustado con tanto ábreme la puerta Vilma".