Otro ex empleado de la fábrica de Jaén Electroquímica muere de cáncer
,Manuel Rodríguez López, ex trabajador de la fábrica jiennense Electroquímica, falleció el miércoles a consecuencia de un cáncer de esófago. Con esta muerte, se elevan ya a 13 los trabajadores de esta empresa que han fallecido tras el cierre de la planta, en 1992. Los ex empleados están convencidos de que el origen de estos fallecimientos se encuentra en la inhalación de vapor de mercurio, motivo por el que la mayoría tiene reconocido algún grado de invalidez y sobre el que se han emitido una quincena de condenas judiciales.
Manuel Rodríguez fue enterrado ayer. Tenía 48 años. Los otros compañeros de la fábrica fallecidos, la mayoría de cáncer, tenían edades comprendidas entren los 40 y los 50 años.Durante dos décadas los empleados de esta fábrica, situada en el término municipal de Jódar (Jaén), estuvieron elaborando cloro, sosa, hipoclorito y ácido clorhídrico. Durante la jornada laboral utilizaban y manipulaban mercurio. El uso de este último elemento químico puede dar origen a una enfermedad que se denomina hidrargirismo y que supone padecer una intoxicación crónica.
Los ex empleados tienen claro que las 13 muertes registradas hasta ahora entre la plantilla se deben a la inhalación de gases con mercurio, pero no tienen pruebas que llevar ante un tribunal por la negativa de las familias a que se realicen autopsias de los fallecidos.
Un grupo de trabajadores acudió a los tribunales, por la vía penal, con el objetivo de demostrar que padecían una enfermedad profesional, pero no consiguieron el objetivo de ver condenados a los propietarios y directivos de Electroquímica.
Los trabajadores de Electroquímica se unieron en una asociación para reclamar indemnizaciones, entre 20 y 40 millones de pesetas, por haber manipulado mercurio sin que la empresa estableciese las adecuadas medidas de seguridad.
Los tribunales ya han emitido 15 sentencias en las que condenan a la empresa al pago de indemnizaciones. Sin embargo, todavía no se ha cobrado ninguna cantidad debido a que las sentencias se recurren ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Las cantidades las tendrán que abonar Industrias Aragonesas y Uralita SA, que forman el capital de Electroquímica.
Síntomas
La asociación de ex trabajadores de Electroquímica ha resaltado que las personas que trabajaron durante largos periodos en las instalaciones de Jódar, que todavía hoy se pueden ver abandonadas junto a la carretera, padecen ahora un conjunto de síntomas de la enfermedad que van desde las cefaleas hasta el desánimo. "Unos días estamos mejor y otros peor", resumía un antiguo empleado de la fábrica.
Electroquímica Andaluza inició su actividad en 1971. Cuando abrió, se consideró una fuente de actividad y empleo para una zona deprimida. Hasta que cerró, en 1992, contó con una media de 80 trabajadores en plantilla.
Damián Expósito, un ex empleado, es contundente: "80 trabajadores, 80 enfermos. Unos más que otros, pero todos estamos contaminados".
Las muertes de los que estuvieron manipulando mercurio comenzaron cuando la empresa ya había abandonado la actividad y en su mayor parte han ocurrido por diferentes tipos de cáncer.
El cese de la actividad se precipitó con el anuncio de fusión de Aragonesas con Uralita. El 30 de diciembre de 1992 se inició un expediente de regulación de empleo que tenía como objetivo desalojar las dependencias durante unos meses para establecer medidas de seguridad, pero ya nunca más volvió a abrir. Se invirtieron 30 millones de pesetas en unas instalaciones en las que no se recuperó actividad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.