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Un fondo de inversión de Wall Street se hunde tras perder 2,7 billones de pesetas invertidos en la 'vieja economía'

La vieja economía, la clásica de los valores sólidos y visibles, recibió ayer un gran golpe en Wall Street con el anuncio del cierre de Tiger Management, que manejaba seis fondos de inversiones de alto riesgo, entre ellos el conocido Jaguar. La tesis de Julian Robertson, máximo ejecutivo de Tiger, era que había que invertir en compañías poco valoradas y esperar a que desarrollaran su auténtico valor.La estrategia le ha llevado de los 22.000 millones de dólares (3,8 billones de pesetas) de los que disponía hace año y medio a los 6.500 (1,12 billones de pesetas) de ayer: unas pérdidas de 2,7 billones en 18 meses, en los que el mercado ha ido por otra parte y se ha volcado con frenesí en la nueva economía.

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Robertson, un admirado veterano de 68 años, envió ayer una carta a sus inversores en la que anunciaba que Tiger deja de operar a partir de hoy a consecuencia de las onerosas pérdidas sufridas en sectores de la llamada vieja economía, dejada atrás por una fiebre inversora que tiene sólo ojos para las empresas de alta tecnología, Internet y biotecnología.

"El resultado de la caída de los valores y la retirada de los inversores ha sido una erosión financiera agotadora para todos", escribía Robertson. "Y no hay señales de que vaya a acabarse pronto".

El gestor, que hace unos años no daba abasto para atender las peticiones de los inversores, ha liquidado buena parte de la cartera de Tiger y se dice dispuesto a devolver a los inversores el 75% de los activos. El más importante de sus socios es US Airways, de la que posee el 22% de las acciones.

La caída de Tiger subraya los pobres resultados que están obteniendo los inversores que suscriben la filosofía del valor: en vez de acudir a los valores punteros y en alza, se buscan gangas en la Bolsa en la confianza de que esa infravaloración injusta que hace el mercado algún día se acabará y la compañía llegará a ver reconocido su auténtico valor, con el consiguiente beneficio para los inversores que tuvieron paciencia.

Los analistas consideraban ayer que la desaparición de Tiger Management es la prueba definitiva de que la Bolsa está sólo para los valores de futuro y que la vieja economía es cosa superada. No se creía que fuera a haber una gran crisis por estimarse que golpes como el de Tiger Management son de un tipo que los mercados pueden asumir por estar muy localizado. En 1998, el fracaso de Long Term Capital Management requirió unas ayudas de 3.750 millones de dólares y provocó sacudidas en los mercados, pero era debido a la propia esencia de sus fondos.

Tiger era un fondo de alto riesgo dirigido a inversores, individuales e institucionales, con alta capacidad financiera. A Robertson, un jugador al valor que compraba barato, le había ido siempre bien, pero no ha sabido ver cómo cambiaban los tiempos.

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