Versos de Miguel Hernández despiden a Antonio Buero Vallejo Emotiva acogida del público a Victoria Rodríguez en el María Guerrero
Versos de Miguel Hernández, aquellos de su Elegía a la muerte de Ramón Sijé -"tanto dolor se agrupa en mi costado que por doler me duele hasta el aliento"-, se escucharon ayer en el entierro de Antonio Buero Vallejo en el cementerio de La Paz de Tres Cantos, en las cercanías de Madrid. Por la tarde, su viuda, Victoria Rodríguez, reapareció en el teatro María Guerrero tras la suspensión de la función del sábado. El público acogió calurosamente a la actriz en su primera aparición y le dedicó al final un largo aplauso.
Mariano de Paco, catedrático de la Universidad de Murcia, amigo y especialista en la obra de Buero Vallejo, leyó ante su tumba los versos de Miguel Hernández, compañero de celda y condena del autor de Historia de una escalera en los días posteriores a la guerra civil española. Prueba de esa amistad entre poeta y dramaturgo es el retrato de Miguel Hernández -la imagen más conocida del poeta- que Buero Vallejo dibujó a carboncillo y que durante décadas ha presidido el salón de su domicilio madrileño. El autor Ignacio Amestoy leyó, ante el féretro, un fragmento de En la ardiente oscuridad. Al mismo escenario del María Guerrero donde Buero estrenó varias de sus obras volvió ayer su esposa, Victoria Rodríguez, para interpretar La visita de la vieja dama, de Friedrich Dürrenmatt. La actriz encarna en esta obra coral el personaje de Matilde.
El público la recibió calurosamente en su primera aparición, a lo que ella respondió con un leve saludo, y le dedicó al final de la representación un largo aplauso. Al salir a saludar los actores, María Jesús Valdés, protagonista de la obra, cogió de la mano a Victoria Rodríguez, que se adelantó en el escenario y, visiblemente emocionada, respondió a la cariñosa y larga ovación del público declarando que su marido era por encima de todo un hombre de teatro y que el mejor homenaje de todos era precisamente que la función continuase.
La representación del sábado fue suspendida, ya que desde mediodía se instaló en el patio de butacas del teatro la capilla ardiente de Buero, que fue visitada por más de seis mil personas. A pesar de que su salud era muy precaria, el pasado domingo el autor acudió al teatro a ver a su esposa. El jueves fue hospitalizado y el viernes a medianoche Antonio Buero Vallejo falleció a los 83 años.
Babelia
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