GEOLOGÍA Enfoque multidisciplinar La hipótesis Gaia madura en Valencia con los últimos avances científicos
La hipótesis Gaia, la audaz teoría lanzada hace tres décadas por el investigador británico James Lovelock y respaldada por la prestigiosa microbióloga estadounidense Lynn Margulis, que ve al planeta Tierra y a lo seres vivos que lo habitan como un sistema complejo autorregulado, está alcanzando la madurez teórica estos días en Valencia durante la II Conferencia Chapman, la cumbre gaiana heredera de la celebrada en 1988 en San Diego. Los científicos partidarios de Gaia insisten en prescindir de todo matiz místico en la teoría y presentan avances que, a su entender , la apuntalan.
Una vez más, Lovelock quiso despejar, el lunes durante la inauguración del congreso, cualquier duda sobre si su modelo (aseguró que ha dejado de ser una hipótesis para pasar al rango de teoría) es una visión panbiótica del planeta, al negar rotundamente que la Tierra sea "un organismo vivo", desmintiendo así la interpretación que más han esgrimido sus detractores. De hecho, los asistentes a esta Conferencia Chapman, organizada por la Universidad de Valencia y la American Geophysical Unión, han insistido en su carácter estrictamente científico para quitarse de encima el barniz seudofilosófico -Gaia es la diosa griega de la Tierra- que se les atribuye.De hecho, la concepción de la Tierra como un "sistema interactivo integrado por la vida, los suelos, la atmósfera y los océanos" ha sufrido el estigma de asimilarse fácilmente a la idea de un organismo vivo omnisciente que tiende a la perfección y el equilibrio.
"Lo que es cierto es que la labor de Lovelock y Margulis está aportando mucho al conocimiento de la Tierra", asegura Juli Peretó, miembro del comité organizador y vicerrector de la Universitad, "y la gran aportación es que no se puede comprender el planeta si separamos la historia geológica de la historia biológica". Por eso, en los últimos años han abundado los descubrimientos científicos que explican el cambio en la composición de la atmósfera terrestre en referencia a la evolución de las especies (si no hubiera vida, la Tierra sería similar a Venus o Marte); relacionan los intercambios de gases de la atmósfera, el suelo y los océanos con el metabolismo de los seres vivos; y hasta dan un origen orgánico a algunos fenómenos climáticos y meteorológicos.
No se espera que en el congreso se planteen descubrimientos revolucionarios que confirmen definitivamente el sistema Gaia, pero sí nuevas aportaciones científicas, elaboradas desde una visión multidisciplinar, sobre los distintos subsistemas que componen el planeta. Y ahí tiene cabida la investigación de James K. Kasting, que apunta a que la temperatura de la superficie de la Tierra siempre ha estado relacionada con la actividad de la vida y hasta relaciona las glaciaciones con el aumento del dióxido de carbono por motivos bióticos.
Bacterias y algas
También ha valido el trabajo del investigador Ricardo Amils (UAM-CSIC) sobre el río Tinto, que se ha destapado como uno de los mejores modelos gaianos, según Eva Barreno, presidenta del congreso, al demostrarse que las bacterias que habitan las tóxicas aguas del río de Huelva, con alta concentración de metales pesados y muy ácidas, no sólo toleran el hábitat sino que contribuyen con su metabolismo a mantenerlo en condiciones extremas.
Asimismo, un estudio de los investigadores españoles Rafel Simó y Carles Pedrós-Alió apunta a que la emisión de sulfuro de dimetilo por parte de unas algas para difundir sus esporas crea núcleos de condensación de vapor de agua y provoca las lluvias.
¿Es el granito una roca gaiana?, se planteaba ayer en otra conferencia. Para los científicos gaianos sí, si se tiene en cuenta que en la formación de esta roca hace falta agua líquida y ésta, en la Tierra, tiene su origen causal en los organismos vivos.
No todo son certezas. Aún se ignora por qué la atmósfera terrestre mantiene invariablemente en el 21% la proporción de oxígeno, elemento oxidante originado, y así lo reconoce unánimemente la ciencia, como subproducto del metabolismo (la respiración celular) de los seres vivos. Pero ayer se relacionó la explosión del oxígeno con la aparición en el registro fósil de las algas eucariotas fotosintetizadoras, con sistemas antioxidantes para eliminar radicales libres y aptas para vivir fuera del medio acuático.
Será difícil que la teoría de los gaianos deje de verse como "casi una religión" por sus detractores. Pero la comunidad científica seguirá aprovechando la teoría de Lovelock para conocer mejor la Tierra como una suma de sus partes, respiren o no.
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