El patrón del Tour
El pelotón se rinde a Armstrong después de su extraordinaria exhibición en Hautacam
Cuando José María Jiménez sintió asfixiarse por el ritmo de molinillo que debía imprimir a sus piernas sólo para poder aguantar a Lance Armstrong y, por pura cuestión de supervivencia, decidió quitar un par de dientes a su piñón, so riesgo de atrancarse en el 19, el norteamericano se movía, como quien no quiere la cosa, al ritmo de 90 pedaladas por minuto en una pendiente del 9%. Casi se le oía silbar. Cuando Marco Pantani, ansioso escalador, sintió que sus piernas se quemaban, que su motor se pasaba de revoluciones, que entraba en la zona roja de peligro después de que Armstrong remachara, cantando, su desaforado ataque, el norteamericano no entró siquiera, según su médico, en la fase tres, no alcanzó su umbral anaeróbico. El Tour se entera de estos fenómenos. El Tour se deprime. Se santigua. Se admira.Ullrich, segundo en la general, a 4.14m del norteamericano, es, coinciden todos, el único ciclista en disposición de hacer peligrar el patronazgo que ejerce Armstrong sobre el Tour. Pero en su clan, ni su director se muestra optimista. Entonces, ¿qué se puede esperar de los demás, de los 18 equipos derrotados?
"Fue tan avasallante...", dice Manolo Saiz. "Fue tan rebosante... Fuera con el desarrollo que fuera se movió como quiso y metió medio minuto por kilómetro a todos". "Si esto hizo en Hautacam, ¿qué no será capaz de hacer en los Alpes?", dice Juan Fernández, otro optimista. "La realidad es que Armstrong es el patrón del Tour", reconoce José Miguel Echávarri. "¿El patrón?", responde Giuseppe Martinelli. "El patrón y la patrona, lo es todo". Los directores no hablan por hablar. Vieron lo que vieron sus ojos en la subida a Hautacam. Oyeron lo que les contaron sus corredores, excelentes escaladores, después, en el hotel.
Virenque proclama que Armstrong es "imperial"; Beloki dice que el norteamericano, de 28 años, "va sobrado". Jiménez, el último escalador que pudo seguir su ritmo, le dijo a Echávarri: "Más rápido que Pantani este Armstrong. Yo, que soy también escalador de pedalada ligera, mira cómo iba, asfixiado intentando imitar su cadencia". "Marco me habló", dice Martinelli, el director de Pantani. "Me dijo, medio resignado, que nunca había visto a un no escalador subir como subió Armstrong Hautacam. Y yo añado que sólo el mejor Pantani podría haber subido a esa velocidad Hautacam. Digo Pantani, ¿eh? Subir así ya habría sido difícil para otro escalador, y vérselo hacer a un todoterreno como Armstrong, a un ciclista que también es el mejor en contrarreloj...".
Armstrong subió los últimos 10 kilómetros de Hautacam a casi 23 por hora, desarrollando durante casi media hora más de 400 vatios de potencia. Los corrió fuerte, con su estudiada postura, muy adelantado, casi sentado encima del manillar, agarrándolo por la parte de abajo, con su peculiar forma de mover los pedales, dejando el pie casi perpendicular con el suelo en la zona baja de la pedalada, cuando todos los demás lo dejan casi paralelo, con sus bielas más cortas. Y moviendo los pedales muy deprisa, como si no encontraran resistencia al girar. Extraordinario. "Eso no es extraordinario", dice el médico del US Postal, el valenciano Luis García del Moral. "Eso son muchas horas de entrenamiento en velocidad, en ligereza. Siempre en fuerza. Siempre con desarrollos pequeños. Casi entrenamiento de sprinter". Eso se hace también entrenándose tras moto, y entrenándose con un aparato llamado SRM, que mide, al mismo tiempo, la potencia generada, la velocidad y la cadencia de pedalada. Todo se trata luego de buscar la máxima eficiencia, de medir el trabajo, de ver los resultados y de elegir la mejor relación cadencia-velocidad-gasto. Y se hace, claro, teniendo a un corredor como Armstrong, un ciclista con esas ganas de ganar.
¿Quieren asustarse más? Sigan escuchando a Del Moral. "Evidentemente hasta que no termine el Tour no se pueden lanzar las campanas a vuelo", dice el médico. "Pero yo diría que Lance está mejor que en el 99; pesa un poco menos, anda por los 72 kilos; y más todavía: todavía no hemos visto al mejor Lance este Tour. Aún le queda margen de mejora".
Que Dios nos asista, por favor. Que alguien nos conceda alguna esperanza de que el Tour 2000 no está ya decidido. "Espérenme en el Ventoux", dice Armstrong. "Será la subida decisiva. No, no sé qué voy a hacer, todo depende de cómo me vaya viendo en la subida". Sí, sí, como el día de Hautacam.
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