Clos acaba con el fiasco de Miramar y decide levantar un hotel de lujo
El edificio ha tenido ya dos proyectos
El edificio de Miramar es uno de los proyectos que más veces se ha quedado en agua de borrajas. Ésta, de hecho, es la tercera ocasión en la que el Ayuntamiento de Barcelona toma una decisión sobre los que fueron estudios de Televisión Española, que están en desuso desde 1983. Desde entonces, se han convocado dos concursos municipales, uno para hotel de lujo, cuya licencia fue cancelada por la oposición de Urbanismo de la Generalitat, y otro para destinar el edificio a restaurante. Tras una primera adjudicación a la cadena Husa, ésta se subrogó en otro promotor. Pero tampoco cumplió con la licencia concedida y las obras se paralizaron.
La realidad es que el viejo edificio, construido como restaurante para la Exposición Universal de 1929, permanece abandonado y en un estado que empeora progresivamente.
Ahora, se ha recuperado la idea de destinarlo a hotel de lujo, y para que la iniciativa llegue a buen puerto el Ayuntamiento ha decidido llevar las riendas directamente. 'En dos ocasiones anteriores, la concesión directa no funcionó; ahora utilizamos una fórmula distinta para evitar que falle', explicó el alcalde durante el pleno. La fórmula pasa por modificar el objetivo social de SMASSA, que explota los aparcamientos y la grúa, para que pueda participar a través de una sociedad anónima con la empresa a la que se adjudique la construccción del hotel.
'Nosotros no somos hoteleros, pero hacemos posible que los hoteleros trabajen en Barcelona y nos queremos asegurar de que el proyecto no falle. No es fácil porque no es una gran instalación. Cuando todo esté encaminado, nos retiraremos', insistía el concejal Ernest Maragall ante las recriminaciones de la oposición a que el Ayuntamiento dirija el proyecto. Se trataría de un hotel de lujo de algo más de 70 habitaciones.
Tanto CiU como el PP se emplearon a fondo en criticar que el edificio se destine a hotel y no a otros usos más acordes con el entorno de la montaña de Montjuïc. 'Hace menos de un año se aseguró que los usos de Miramar serían acordes con la naturaleza y el deporte', afirmó ayer Jaume Ciurana, que ayer se estrenaba en el plenario como portavoz del grupo municipal de CiU. Se nos dijo que SMASSA se haría cargo provisionalmente de la gestión del parque del Tibidabo, ahora también se justifica que promueva un hotel de lujo. ¿Qué será lo siguiente, un casino?, se preguntaba el portavoz del Partido Popular Emilio Álvarez. La habitual unión del equipo de gobierno se resquebrajó, en parte, por el lado de Iniciativa per Catalunya, que anunció su abstención: 'No estamos de acuerdo con dar un uso hotelero a ese edificio y no estamos de acuerdo tampoco en destinar suelo público a actividades privadas', expuso el concejal Eugeni Forradellas. El apoyo a los socialistas llegó de la mano de ERC, socio en el gobierno municipal. Su portavoz, Jordi Portabella, dijo: '¿Qué pasa si es un hotel de lujo. Es una oferta que hace falta', aseguró.
Un túnel bajo Miramar
Pero el plan especial para promover el hotel de lujo tiene, además, otros puntos conflictivos. Uno de ellos es la propuesta de construir un túnel desde la carretera de Miramar hasta la plaza de Carles Ibáñez, lo cual persigue ordenar la circulación de vehículos y el acceso al aparcamiento del hotel, según el plan especial. 'Está en estudio, y lo que se pretende es evitar el paso de tráfico por el actual vial o, por lo menos, pacificarlo', explicaba ayer un responsable de Urbanismo.
La cuestión es si ese desvío de la circulación puede ser una forma de intentar dar un uso privativo del mirador de Miramar para el hotel. Ése es un temor que tiene el grupo municipal de CiU: 'nosotros no lo tenemos claro', afirmaba el presidente del grupo, Joan Puigdollers.
Responsables de Urbanismo consultados por este diario lo negaron tajantemente: 'es un espacio público y seguirá siéndolo. El desvío del tráfico lo que pretende es mejorar el actual panomara de autocares que suben y bajan entre los jardines y el mirador'. Portabella también garantizó que los jardínes que rodean el edificio seguirán siendo públicos.
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