Los victorinos, por encima de los toreros
Los toros de Victorino Martín se alzaron sobre los toreros. El francés Fernández Meca peleó con su segundo, pero siendo superado por el animal. En su primero, después de una faena intercalada de derechazos y naturales, movidos y sin ligar, cortó una oreja de paisanaje.
Enrique Ponce tuvo un toro noble y otro complicado. En el noble dio cinco tandas de derechazos despegaditos, sin mandar y sin ligar. Tejió una serie pasable de naturales. Y luego una nueva serie de naturales, tres lentos y un buen pase de pecho, que fueron lo más destacado. Sin embargo, la faena no tuvo demasiado relive, porque el toro se caía continuamente.
Miguel Abellán desperdició el gran toro de la corrida, el sexto. No importa que lo toreara especialmente por derechazos, y que algunos fueran vibrantes, algunos ligados, otros largos, densos, aunque no profundos. Tampoco importa que las últimas series por naturales estuvieran nimbadas con mucho temple e, incluso, que fueran ejecutadas de frente. Importa más que no se diera cuenta que tenía un toro de bandera. Un toro que 'hacía el avión', como se dice en el argot torero. Tuvo hasta el inconveniente de querer que el toro tomara una tercera vara, cuando anteriormente ya le habían dado dos durísimas varas.
Ayer se comprobó las malas artes que tienen algunos toreros a la hora de llevar los toros al caballo. Mientras Fernández Meca los dejaba para que fueran de largo, Ponce y Abellán, lo que hacían era meterles materialmente encima los caballos. Del modo que lo hizo el francés el público podía comprobar cuál es la bravura del toro, en tanto que si los toros están muy próximos al caballo no se enteran de por qué les pegan, en especial cuando es la segunda vez que entran al encuentro del varilarguero.
Babelia
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