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El universo del genio

Emilia Sánchez de Ibargüen, pintora jerezana, profesora de los cursos y creadora de la idea, esta orgullosa del resultado. Le gusta ver lo que se ha logrado a partir de una ilusión que no hace mucho sólo existía en su cabeza. Está muy pendiente de todo, como buena anfitriona, y, por supuesto, no pierde la pista de Antonio López al que le acerca una pequeña botella de agua para que se refresque la garganta después de casi dos horas conversando sin descanso con los alumnos. López la acepta con agrado.

Cuando se le pregunta por esa hipnosis que parece ejercer sobre los demás cuando habla de pintura, responde: 'Espero no ser un hipnotizador. Sólo es que llevo mucho más años que ellos; podría ser el abuelo de muchos de los que están ahí fuera'. El pintor madrileño es consciente de que en experiencias docentes de este tipo -la escasa duración del curso es algo determinante- la comunicación profesor-alumno no sólo ya es básica, sino que se convierte en la columna vertebral de las actividades.

'Casi no da tiempo a otra cosa, más que a hablar', señala, 'por eso les pedimos que traigan trabajos ya hechos porque se trata de hablar de lo que hacen. Si esperas a que lo hagan, a lo mejor no les da tiempo'. Al fin y al cabo, según el maestro: 'Todo el mundo tiene algo que decir'.

Pero en el mundo del pincel ya está casi todo dicho. Tanto es así, sostiene el propio López, que ya resulta realmente difícil y casi sin sentido hablar de si alguien pinta bien o lo hace mal. 'Ya no se sabe muy bien qué es eso. Quizá en la literatura se sabe y se habla de lo bien que escriben Umbral, Cela o Delibes, pero el término 'pinta bien' ya casi no se escucha, sino que importa más si la pintura nos emociona si lo que hay allí nos gusta'.

Junto a López se encuentra otro de los miembros del selecto claustro de artistas que lleva las riendas de este curso, el catedrático de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla Antonio Zambrana. A ambos se les ve relajados y satisfechos de lo que están haciendo.

Después de seis años, además, ya se empieza a pensar en dar una forma más sólida y estable a estos cursos. Se ha hablado de la posibilidad de crear en Jerez una Facultad de Bellas Artes, pero el propio Ayuntamiento reconoce que no depende sólo de él. En uno de los rincones de la bodega se escucha, sin embargo, que ya está muy avanzado el proyecto de un centro de promoción de las artes. Sin duda, una buena forma de meter en un frasco la magia que se ha sembrado en la ciudad gracias a unos pinceles prodigiosos desde hace seis años.

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