El capitán quiere ser presidente

El capitán retirado del Ejército Manfred Reyes Villa se perfila como el favorito en las elecciones presidenciales de Bolivia, las primeras de este siglo, con una intención de voto que llega al 30% en algunas encuestas y supera el 26% en la mayoría de ellas. Los comicios del próximo domingo, para la presidencia, vicepresidencia de la República y 157 legisladores, se celebrarán en el marco de una grave crisis económica y una explosiva situación social por la marginación, el desempleo y la creciente miseria.

El ex alcalde de la ciudad de Cochabamba Reyes Villa, de 47 años, cuyo físico le ha valido el apodo de Bombón, surge como una nueva opción de liderazgo político frente a un sistema tradicional de partidos en franco descrédito por la corrupción y el adverso resultado de las sucesivas administraciones gubernamentales, que no han logrado mejorar el nivel de vida del boliviano a pesar de la rigurosa aplicación de las recetas propuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Con su partido, la Nueva Fuerza Republicana (NFR), Reyes Villa formó parte, sin embargo, del sistema de partidos tradicional en diversas alianzas, la última de ellas en el Gobierno del recientemente fallecido Hugo Bánzer entre 1997 y 1999. Este año Reyes Villa se retiró de la coalición gubernamental para buscar cambios radicales en 'la conducta y la filosofía del sistema político imperante, que antepone sus intereses al interés nacional'.

Reyes Villa, acusado por sus adversarios de haber participado en la dictadura militar de Luis García Meza (1980-1981) junto a su padre, el general Armando Reyes Villa, que dejó la Embajada de Bolivia en España y asumió la jefatura de las Fuerzas Armadas, asegura que concilia perfectamente su formación militar con la dirección de un partido democrático.

Diez grupos compiten

En estas elecciones compiten, además de NFR, otras diez agrupaciones políticas: el Movimiento Nacionalista Revolucionario, con el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, -segundo en las encuestas con 6 a 8 puntos de diferencia del primero-; el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, con Jaime Paz Zamora; el Movimiento al Socialismo, que presenta al líder cocalero Evo Morales -que en Cochabamba se ha colcado segundo en las encuestas de intención de voto-, y el Movimiento Indígena Pachacuti, de Felipe Quispe. Esos dos últimos partidos indígenas suman casi el 20% de la intención de voto.

Muy lejos de estos grupos políticos se encuentran Acción Democrática Nacionalista, que respalda a Ronald MacLean; Unidad Cívica Solidaridad, de Johnny Fernández; Conciencia de Patria, con Nicolás Valdivia, -otrora partidos mayori-tarios- y el Movimiento para el Cambio Ciudadano, de René Blattman; Libertad y Justicia, con el ex juez Alberto Costa, y el Partido Socialista.

Los comicios del próximo domingo y su resultado marcarán el cambio generacional, anticipado de alguna manera con la asunción a la presidencia del joven Jorge Quiroga Ramírez el pasado agosto, pero fundamentalmente dará paso a otra conformación del sistema de partidos, no solamente por la fuerte presencia indígena y la presión social.

Los excluidos y marginados reclaman una democracia participativa en lugar de la cuestionada representatividad parlamentaria, vigente hasta hoy, y un cambio radical que garantice la gestión transparente del dinero público tras conocerse que de 11.000 millones de dólares recibidos en ayuda y créditos, 7.000 millones beneficiaron a unos pocos.