Aznar acusa a Schröder de complicar las negociaciones para la ampliación de la UE
Críticas de europarlamentarios al presidente español por sus propuestas sobre la inmigración
Apenas 24 horas después de haber finalizado el semestre español al frente de la UE, José María Aznar olvidó ayer el tono prudente que ha mantenido como presidente de la Unión Europea y lanzó en el Parlamento Europeo un duro ataque contra el canciller alemán, Gerhard Schröder, por entorpecer las negociaciones de la ampliación de la UE. Por tres veces, José María Aznar calificó de 'error' mezclar, como hacen Alemania u Holanda, esas negociaciones con la reforma de la política agrícola común o con las próximas perspectivas financieras de la Unión Europea.
Aznar se declaró 'razonablemente satisfecho' del semestre, pero la mayoría de oradores le echaron en cara sus agresivas tesis sobre la inmigración. Con su ataque al canciller, aunque no lo mencionó expresamente, Aznar puso la diana sobre quienes han impedido que España pudiera cerrar en su semestre un pacto de los Quince sobre los capítulos financieros de la ampliación. 'Mezclar las perspectivas financieras, la Agenda 2000 vigente hasta 2006, con la ampliación es un error. Y mezclar la reforma de las políticas con la ampliación es otro error. Y querer mezclar las tres cosas es apostar porque la ampliación no se haga'.
El presidente español reconoció que, a la vista de la 'especial sensibilidad' de algunos países para no comprometerse a pactar, por ejemplo, los pagos directos a los agricultores de países candidatos, los Quince suscribieron en la cumbre de Sevilla una 'fórmula de compromiso' para poder empezar a negociar con retraso los capítulos financieros. Se trató, precisó, de 'un consenso difícil' cuya única opción hubiera sido 'no llegar a ningún acuerdo y poner en riesgo la ampliación'.
En un breve reflejo del ambiente electoral que vive Berlín, el alemán Hans Poettering, líder del Grupo del Partido Popular Europeo, también acusó a Schröder de sostener una posición 'muy dañina' por 'supeditar' la ampliación a la Política Agrícola Común (PAC), pero el presidente del Grupo Socialista, Enrique Barón, le recordó que 'es mucho más fuerte todavía' lo que dice el candidato conservador Edmund Stoiber, que también predica que deben recortarse los presupuestos de la UE.
Pero el tono más agrio del debate registrado ayer en Estrasburgo se concentró al abordar la inmigración y comentar la hipótesis defendida por Aznar, luego rebajada por otros colegas, de castigar a países que no colaboren en el control de la inmigración ilegal, que ayer relacionó con el tráfico de seres humanos y de drogas. Hasta el presidente de la Comisión, Romano Prodi, se felicitó porque en Sevilla 'prevaleció la prudencia y la mesura' frente a las aguerridas hipótesis manejadas por Aznar y el británico Tony Blair, comparados ambos con don José y Carmen, de la ópera Carmen, por los británicos Graham Watson, liberal, y Jonathan Evans, del Grupo del PPE. 'No me puedo quitar la imagen de usted intentando seducir al señor Blair', le espetó Evans, quien añadió que el británico se arroga haber marcado la agenda de Sevilla.
El socialista Barón rechazó el concepto de la 'Europa fortaleza'. Salvador Jové, de Izquierda Unitaria Europea, acusó a Aznar de enfocar de manera 'represiva y policial' el problema. El andalucista Carlos Bautista recordó que otros líderes rebajaron 'gracias a Dios' la propuesta inicial para Sevilla. Camilo Nogueira (Bloque Nacionalista Galego) lo criticó por relacionar inmigración y delincuencia. La socialista Anna Terrón hizo lo propio por convertir la política de inmigración en una 'lucha contra los desesperados' y Miquel Mayol (ERC) le achacó haber convertido al francés Jacques Chirac en un líder 'progresista'.
Acuerdos de cooperación
Sólo el belga Frank Vanhecke, del ultra y xenófobo Vlaams Blok, calificó Sevilla de 'oportunidad perdida' porque otros líderes, como el belga Guy Verhofstadt, frenaron al presidente español. A todos sus críticos respondió Aznar que es 'perentorio' combatir la inmigración ilegal y que entre las 'obligaciones elementales' de la UE está el refuerzo de sus fronteras exteriores. Rechazó 'el debate escandaloso' sobre si hay que aplicar o no sanciones a países que no colaboren frente a la inmigración, pero tachó de 'demagógico' apostar por el 'papeles para todos' o no reaccionar frente a países que incumplan las cláusulas contra los clandestinos que figurarán en todos los acuerdos de cooperación de la UE. '¿Tiene que actuar la UE como si no ocurriera nada en estos casos? ¿Se va a seguir dando apoyos técnicos y financieros?'. 'No sería ni coherente ni serio', se respondió.
Como en todas sus intervenciones europeas, el presidente español aprovechó su estancia en Estrasburgo para insistir en su mensaje sobre el terrorismo: 'Espero que no haya ninguna institución europea y ninguna institución en ningún país miembro de la UE que dé cobijo o que dé asientos a quienes encubren, financian o apoyan a los terroristas'. 'No podemos tolerar que siga habiendo terroristas que se amparen en las instituciones para seguir cometiendo delitos', señaló minutos después de que el eurodiputado Koldo Gorostiaga, de Batasuna, dijera en inglés que hechos como el intento de ilegalizar esa formación han llevado al País Vasco a la peor situación 'desde la época de Franco'.
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