El líder de la Intifada clama ante los jueces israelíes que la revuelta palestina 'triunfará'

Cinco meses después de ser detenido en la ciudad autónoma de Ramala, el secretario general del movimiento Al Fatah en Cisjordania, Marwan Barghuti, compareció ayer ante un tribunal civil de Tel Aviv. Acusado de pertenecer a una organización terrorista por los servicios de seguridad israelíes, Barghuti se declaró inocente y reivindicó la resistencia contra la ocupación de los territorios palestinos, dando así comienzo al que promete ser el juicio más importante del próximo otoño. 'La Intifada triunfará', exclamó Barghuti en hebreo ante el tribunal.

Así comenzó el primer capítulo de un juicio que atraerá gran parte de la atención informativa a partir de mediados de septiembre, cuando se inicie realmente el proceso. En la vista preliminar, celebrada en un juzgado de Tel Aviv, el acusado se declaró inocente de todos los cargos que se le imputan, reivindicando su condición de 'hombre de paz'.

Sin embargo, la fiscalía aseguró tener pruebas que demuestran que Barghuti es un 'archiasesino, cuyas manos están manchadas de sangre fruto de decenas de ataques terroristas'. Según un comunicado oficial del Ministerio de Justicia, el acusado habría participado en la planificación de varios atentados, entre ellos un ametrallamiento en un salón de fiestas de Hadera el pasado mes de enero, que causó 6 muertos y 26 heridos; un tiroteo en la calle Yaffa de Jerusalén, también en enero, en el que 2 personas murieron y otras 37 resultaron heridas; otro ametrallamiento en un mercado de pescado de Tel Aviv, en marzo, con 3 muertos y 31 heridos; y la emboscada del 31 de diciembre del 2000 en la que murió Benjamín Kahane, uno de los principales líderes de la extrema derecha israelí.

Según la acusación, Barghuti no sólo es el secretario general del Al Fatah en Cisjordania, sino que además habría comandado el Tanzim, sus juventudes paramilitares, y también las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, su milicia clandestina. Para probarlo, la fiscalía anunció que convocará como testigos a dos de los presuntos lugartenientes de Barghuti, Naser Aweis y Naser Abu Hamid, detenidos al igual que él en el transcurso de la reocupación de las áreas autónomas cisjordanas por el Ejército israelí.

Por su parte, la defensa comenzó reclamando la 'inmunidad parlamentaria' del acusado, dada su condición de diputado del Consejo Legislativo Palestino (Parlamento interino) y la incompetencia de un tribunal israelí al tratarse de un ciudadano de la Autoridad Palestina. Pero el tribunal desestimó ambos argumentos y prosiguió con la vista oral, permitiendo hablar al propio Barghuti.

'Soy un hombre de paz. Traté de hacer todo lo posible por conseguir la paz entre los dos pueblos. Pienso que la mejor solución son dos Estados para dos pueblos', declaró, en un intento de politizar el proceso. 'La política de ocupación no puede generar seguridad. La seguridad sólo puede alcanzarse de una forma: a través de la paz. Y la paz sólo llegará cuando termine la ocupación', añadió.

Uno de sus abogados defensores, Jader Squirat, acusó al primer ministro israelí, Ariel Sharon, de querer 'a través del juicio a Barghuti, poner al liderazgo palestino y a la Intifada en tela de juicio'. Squirat, quien también dirige la principal organización de derechos humanos palestina, LAW, agregó que 'Sharon quiere quitarle toda la legitimidad al movimiento nacional palestino y presentar el levantamiento popular como terrorismo'.

Muro de separación

Mientras daba comienzo el procesamiento de Barghuti, el Gabinete de Seguridad israelí se reunió para acelerar la construcción del muro de separación entre Israel y Cisjordania, ante las múltiples protestas por la lentitud de las obras. Tras estudiar diferentes trazados, el Gabinete aprobó la primera fase del proyecto, que comprenderá unos 110 kilómetros entre las localidades de Kafar Salem y Kafar Kasem, situadas en el norte de Cisjordania, de donde partieron la mayoría de los atentados suicidas.

El ministro sin cartera que supervisa los servicios de espionaje, Dan Meridor, expuso su predisposición a que el muro tenga una función diplomática, y no solo defensiva, dejando dentro del lado israelí aquellos asentamientos que vayan a ser eventualmente anexionados después de que se firme un acuerdo de paz con los palestinos y dejando dentro del palestino los que vayan a ser evacuados.