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Reportaje:Apuntes

El teatro como reclamo social

La muestra teatral que la Jaume I celebra estos días cumple 10 años y suma 100.000 espectadores

María Fabra

Cine, literatura, música y artes plásticas son algunos de los aspectos de la cultura que suelen abordar los vicerrectorados del mismo nombre en las universidades valencianas. Algunas de ellas también potencian el teatro pero, sobre todo, el amateur, como una fórmula, más que válida, de promocionar el arte de Talía y a sus esforzados protagonistas.

Sin embargo, en la Universidad Jaume I, en Castellón, hace ya diez años que se apostó por otro enfoque de las actividades teatrales. Quizá la ausencia de una programación constante y variada en los escenarios de la provincia estuvo en el origen de la creación de una muestra teatral que, lejos de anquilosarse en espacios o públicos predefinidos, ha ido evolucionando hasta convertirse en una esperada cita con un amplio radio de difusión.

Antoni Valesa: "El objetivo de Reclam es ofrecer espectáculos con un alto compromiso ético y artístico"

Cuando el otoño se enfila hacia el invierno, tal como señaló este año el coordinador de la muestra de teatro Reclam, Antoni Valesa, llega a la cartelera de la provincia esta elaborada cita teatral. Nacida por iniciativa del Aula de Teatro de la propia universidad, el Reclam se concibió con la intención de programar aquello que no se veía ni en la capital de La Plana ni en los municipios de alrededor. Es decir, se trataba de cubrir algo más que un hueco. Con personalidad propia, la muestra comenzó en forma de monográficos: payasos, títeres, autores clásicos, mimo y teatro de texto fueron algunos de los temas tratados en los primeros años.

Con el nuevo siglo llegó otra forma de programación, la de espectáculos destacados por el compromiso con la realidad social que plasmaban sobre el escenario. Y ha seguido así hasta la presente edición, la del 2002, cuando se cumplen diez años de existencia. En palabras de Antoni Valesa, "el principal objetivo que nos hemos fijado es ofrecer al público espectáculos con un alto compromiso ético y artístico". Así, lo que ofrece la muestra de la Jaume I es "un teatro con vocación de servicio público al margen de modas y mercados. Un lugar de encuentro entre artistas y espectadores".

La nueva programación, que concluye el próximo viernes, ha sido diseñada con la intención de reflexionar sobre nuestra sociedad, pero, eso sí, a través del divertimento/entretenimiento que siempre sobrevuela sobre el teatro. Los dos principales motivos para este cambio han sido, por una parte, económicos, y, por otra, de proyección, al pensar que con más diversidad en los espectáculos propuestos se podía "captar" a un mayor público. Así, en los últimos años se ha apostado, también, por acercarse al público familiar, que ha respondido de forma espectacular al decir de sus programadores. De esta manera, además, la muestra ha logrado el objetivo de "generar" público.

Adelantando previsiones sobre el número de espectadores, Reclam cumplirá los diez años con un balance de audiencia que ronda las 100.000 personas, cifra nada desdeñable teniendo en cuenta la limitación temporal y espacial de la muestra. Desde los primeros 1.800 espectadores de la primera edición, hasta los cerca de 13.000 que se contabilizaron en la última, la muestra de teatro de la universidad castellonense ha logrado multiplicar un público fiel que, obviamente, va más allá de la comunidad universitaria. "El Reclam", señalaba su coordinador el día de la presentación de la actual edición, "es una muestra de todos, para todos y al servicio de todos".

Y es que la tan manida y necesaria conexión universidad-sociedad también debe ir más allá de lo estrictamente académico. Y, si de rentabilidad se trata, qué mejor que la formación/diversión, en este caso la estrictamente cultural, de los ciudadanos. El caso es que el Reclam comenzó con Castellón ciudad como único escenario (aunque, eso sí, con espacios tan indescriptibles como las propias aulas, cafetería y campus universitarios), mientras que hoy su programación alcanza más de una decena de municipios que, poco a poco, han sido incluidos en una muestra capaz de llegar desde el Alto Palancia hasta Els Ports, con la universidad como nexo de unión.

Quizá por la ausencia de otras posibilidades, de la entrada en otros circuitos teatrales, pueblos de grandes dimensiones como Vila-real, Onda o Segorbe, pero también pequeños como Vilafranca o Altura pueden gozar de un certamen de teatro profesional que apenas encuentra un semejante entre el resto de universidades españolas. Pese a ello, su diseño no es fácil. Su presupuesto, ahora, comienza a ser suficiente, aunque en éste sólo figuren las aportaciones de dos patrocinadores privados, Bancaja y la empresa BP, que desde el principio apostaron por la muestra, y de administraciones provinciales y locales (los propios ayuntamientos), sin que aparezca el apoyo institucional autonómico para la programación de las más de 60 funciones que ocupan su cartelera.

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