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Una cuestión de justicia

La Fundación Francisco Giner de los Ríos ha recibido una importante ayuda económica, procedente de sectores públicos y privados, destinada al mantenimiento y ampliación de sus edificios para alcanzar unas condiciones que permitan desarrollar la labor educativa y cultural que constituyen sus objetivos fundacionales y su razón de ser. La ayuda llega un poco tarde, cuando muchos de los mejores han desaparecido en los últimos años. Estoy pensando en Laura de los Ríos, Justino Azcárate, Luis Valdeavellano, José Sama, Antonio Jiménez-Landi, Juan González Uña, Jimena Menéndez Pidal y algunos más. Todos ellos representan un espíritu y un talante que es necesario mantener; sus valores de diversa índole serían especialmente necesarios en la hora presente.

El momento, por una serie de circunstancias, es bastante complejo, y las nuevas posibilidades que se abren con este respiro económico exigirán un importante esfuerzo por parte del patronato de la fundación responsable de ella para dar una respuesta congruente.

La Institución Libre de Enseñanza sufrió de modo brutal la represión de la dictadura no sólo en las personas -que fue el hecho más doloroso-, sino también en su casa, cuyo edificio fue toscamente deformado y mal conservado, en su jardín arrasado o en la valiosa biblioteca que albergaba también los libros de Giner y Cossío, expoliada y destruida. La reparación -siquiera parcial- de todos estos desmanes constituye una cuestión de justicia, que se inició de modo sincopado a través de los años de la democracia, siempre de manera insuficiente. A partir de este momento parece que será posible una definitiva instalación, que, por austera que sea, siempre será más desahogada de lo que fue nunca la de la Institución Libre de Enseñanza, y bien lo lamentaba Francisco Giner de los Ríos. Es lástima que el legado material no pueda ir acompañado de otro equivalente en valores humanos, que será preciso reunir y aunar en un esfuerzo entusiasta para afrontar con dignidad los retos que se plantean a la Fundación Francisco Giner de los Ríos. En primer lugar, el mantenimiento de la independencia, seriedad y transparencia que caracterizaron siempre a la Institución Libre de Enseñanza. También el llevar a cabo una labor eficaz en apoyo de la educación española, cada vez más alejada de los principios renovadores y aún tan actuales que se desarrollaron en la España del primer tercio del siglo XX, inspirados por la Institución Libre. Una educación humanizadora y no solamente preocupada por la iniciación tecnológica, con un carácter abierto y amplitud de miras, más preocupada por la formación de ciudadanos que por fabricar especialistas de cualquier tipo.

El apoyo, la formación y el estímulo a los maestros -considerando maestros a todos los que enseñan- es la vía más segura, casi la única, para vivificar la educación, y esta actividad ya en curso debe constituir otro de los objetivos primordiales de la fundación, que continuará defendiendo los principios éticos y estéticos que formaron la esencia de la Institución Libre de Enseñanza; sin ello se alejaría de los fines con que fue creada y su existencia perdería el sentido.

La nueva situación, que puede considerarse como la culminación de un proceso, abre amplias posibilidades y también aumenta las responsabilidades de los que formamos parte de la Fundación Francisco Giner de los Ríos y de los que se incorporen al proyecto de futuro, que tendrá en primer lugar un aspecto visible en lo que se refiere a los edificios y equipamiento, pero también, y sobre todo, otro aspecto pedagógico y cultural en un sentido amplio, que -como decíamos- estará enfocado sobre todo a los temas educativos, siempre con la vista puesta en el ejemplo generoso que dejó la Institución Libre de Enseñanza.

En la España actual, por fortuna, hay muchas personas y grupos valiosos dentro y fuera del mundo de la enseñanza interesados y preocupados por las cuestiones pedagógicas, que serán colaboradores necesarios en la labor que se lleve a cabo. Hagamos votos para que esta labor refleje de alguna manera el valioso legado de la Institución Libre.

Elvira Ontañón es presidenta de Antiguos Alumnos de la Institución Libre de Enseñanza.

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